Información del Camino Francés

¿Dónde comenzar la Ruta Francesa?

Desde Saint Jean Pied de Port o Roncesvalles

Hoy en día el punto de inicio del Camino Francés puede considerarse tanto Saint Jean Pied de Port como Roncesvalles, por lo que ambas opciones son perfectas si quieres hacer esta ruta completa.

Saint Jean Pied de Port, situado en la frontera con Francia, es el segundo punto de partida más empleado por los peregrinos. Merece la pena añadir un día más a tu viaje para disfrutar del espectacular paisaje de los Pirineos y cruzar la frontera siguiendo los pasos del mismísimo Napoleón Bonaparte. La principal dificultad de esta primera etapa son los desniveles, acumularemos nada menos que 1.258 metros de desnivel positivo y 485 metros de desnivel negativo, por lo que es necesario tener una buena condición física o tomar la variante por Valcarlos.

En territorio español, a 24 kilómetros de Saint Jean Pied de Port, nos encontramos el pequeño pueblo de Roncesvalles (Orreaga). Es uno de los grandes hitos del Camino de Santiago y el punto de inicio más utilizado por los peregrinos que hacen este Camino de Santiago Francés por completo. Un pueblo mágico en el que el tiempo parece haberse detenido, que conserva intacto el espíritu peregrino y un profundo magnetismo.

Desde Logroño

Desde Logroño hasta Santiago de Compostela recorrerás una distancia de algo más de 600 kilómetros para los que necesitarás aproximadamente 27 días. Las etapas del Camino Francés desde la capital riojana se caracterizan por llanuras rodeadas de campos de cultivo y afamados viñedos. Con un notable cambio orográfico en los Montes de Oca, ya en las proximidades de Burgos.

Desde Burgos

Desde Burgos peregrinarás durante 22 días, sumando un total de 488 kilómetros hasta llegar a Santiago de Compostela. Se trata de uno de los tramos más auténticos, que conserva aún la esencia más pura de la ruta jacobea. Un camino para la reflexión que invita a perderse por las extensas llanuras de campos de cereal y paisajes solitarios de la estepa castellana.

Desde León

León es la ciudad perfecta para empezar el Camino Francés si dispones de 15 días, en los que recorrerás 308 kilómetros. Un viaje fascinante en el que atravesarás bellos parajes como los Montes de León y el verde valle del Bierzo. Con cada paso descubrirás pequeñas villas medievales, castillos templarios, imponentes monumentos y catedrales, hasta adentrarte en la Galicia rural más auténtica.

Desde O Cebreiro

La pequeña y singular aldea de O Cebreiro, frontera de Galicia y Castilla y León, es uno de los lugares favoritos por los peregrinos para iniciar el Camino Francés. Desde aquí podrás recorrer íntegramente el tramo gallego de esta ruta jacobea en apenas 9 días, sumando un total de 150 kilómetros hasta alcanzar la Catedral de Santiago.

Las etapas se caracterizan por sus sombreados senderos, que discurren a través de bosques centenarios, pequeñas aldeas y verdes pastos que muestran la idiosincrasia y la cultura única de los habitantes de esta Comunidad Autónoma.

Desde Sarria

La villa de Sarria es el lugar más concurrido por los peregrinos que desean hacer el último tramo del Camino Francés. Desde este punto, realizarás los últimos 100 kilómetros del Camino Francés, la distancia mínima para obtener la Compostela. Para completarlo sólo necesitarás una semana.

Sarria es querida y odiada a partes iguales, y es que a partir de aquí el número de peregrinos aumenta considerablemente en los meses estivales. Encontrarás todo tipo de servicios, alojamientos, lavanderías, bares, restaurantes, así como comercios y tiendas de souvenirs. En definitiva, el ambiente que encontrarás en estas etapas es mucho más animado que en cualquier otra parte del Camino Francés.

La ruta perfecta para aquellos que hacen el Camino de Santiago por primera vez. Es ideal para conocer gente y disfrutar de los bellos paisajes del rural gallego.

Mapa del Camino de Santiago Francés

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Etapas del Camino de Santiago Francés

Historia del Camino Francés

Repasamos brevemente los orígenes del Camino de Santiago. Nos situamos en los años 41 y 44 después de Cristo. Tras la muerte del Apóstol Santiago, sus restos fueron trasladados en barca desde Jerusalén hasta Iria Flavia, en Galicia. Mucho tiempo después, en el año 812 se produce un importantísimo hallazgo, la tumba del Apóstol.

La noticia corría como la pólvora por toda Europa, los restos del Apóstol descansaban en un lugar llamado “Campo de Estrellas”, conocido como Compostela. Un acontecimiento que se convirtió en un símbolo del Cristianismo frente a la ocupación musulmana de la época.
A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y los reyes inician una importante labor organizadora para facilitar el tránsito y la seguridad de los caminantes.

En 1135 aparece en el Codex Calixtinus, una auténtica guía medieval de la peregrinación a Santiago. Aquí se describe el Camino Francés a través de 16 etapas, desde los Pirineos a Santiago de Compostela e informa a los caminantes de los servicios que podrán encontrar en la ruta: fuentes, comida, santuarios, hospitales, costumbres locales.

Época de decadencia

En los últimos siglos de la Edad Media, las peregrinaciones a Santiago de Compostela experimentaron un gran retroceso. Las guerras europeas, las peste negra y el Cisma en el mundo cristiano en 1378 hicieron que el número de caminantes disminuyera considerablemente.
A partir del siglo XVI, la cifra de peregrinos continúa disminuyendo hasta prácticamente desaparecer tras la desamortización de Mendizábal, que supuso la extinción de la hospitalidad que se ejercía hasta aquel entonces.

Resurgimiento

A partir de mediados del siglo XX, comienzan a surgir distintas iniciativas dirigidas a recuperar el Camino del olvido. Gracias a un nuevo interés de las administraciones, las visitas del Papa a Santiago en los años 80, el surgimiento de múltiples asociaciones y cofradías y la declaración de Patrimonio de la Humanidad en el año 1987, el Camino de Santiago resurgió de la decadencia hasta convertirse en la peregrinación más importante del mundo occidental.
No podemos olvidarnos de la figura de uno de los grandes impulsores del resurgimiento de las peregrinaciones modernas de la ruta francesa, el párroco de O Cebreiro, Elías Valiña.

A finales de los 70, Elías comienza a señalizar el Camino de Santiago Francés con flechas amarillas, símbolo actual del recorrido jacobeo. Se hizo muy famosa una anécdota protagonizada por el párroco en los Pirineos. Tras pararlo la Guardia Civil con un bote de pintura amarilla en la mano dibujando las llamativas flechas, le preguntaron qué estaba haciendo. Su respuesta fue «Preparando una gran invasión desde Francia», con la que se convirtió en todo un visionario.

Las rutas del Camino de Santiago