Información sobre Portomarín
La encantadora localidad gallega de Portomarín, se encuentra ubicada en la provincia de Lugo. Este pequeño pueblo nacido a los pies del río Miño, conserva en su historia y origen acontecimientos verdaderamente curiosos y reseñables. Además, se trata de un lugar muy destacado del Camino Francés, que contando con apenas 1.500 habitantes, cada año es visitado por miles de peregrinos. Toma gran relevancia dentro de la ruta jacobea, por ser el final de la primera etapa del Camino Francés desde Sarria.
La antigua villa de Portomarín se desarrolló durante la época medieval, a los pies de un puente romano sobre el río Miño. El hecho más curioso relacionado con este pueblo, es que tuvo que ser trasladado de emplazamiento en el siglo XX. En el año 1962 se construyó el embalse de Belesar en el río Miño, lo cual supuso que el emplazamiento original de Portomarín quedase anegado de agua. Por este motivo se trasladaron, literalmente, las construcciones civiles y religiosas del pueblo hasta un nuevo emplazamiento. El lugar escogido para la nueva ubicación fue un poco más arriba del enclave original, en el Monte do Cristo.
Decimos que fue trasladado «literalmente», porque hubo casos, como la iglesia de San Nicolás, en los que se marcaron los sillares de piedra para poder recomponer la iglesia en la nueva ubicación con todas las piezas en su sitio. Si te fijas bien, aún es posible observar las inscripciones en las piedras de los muros de la iglesia.
A día de hoy es considerado un pueblo joven con apenas 50 años de andadura, pero que esconde un pasado repleto de historias y leyendas. Dependiendo de la época del año en la que visitemos Portomarín, o si el día está despejado podremos ver en el fondo del valle los restos del antiguo Portomarín.
Qué ver y hacer en Portomarín
Iglesia de San Nicolás
Conocida también como iglesia de San Juan, está erigida en la céntrica y espaciosa plaza del casco histórico del pueblo. Data de los siglos XII y XIII. Fue realizada en estilo románico, siendo muy destacables sus portadas y la decoración de sus capiteles interiores. El gran rosetón que preside la entrada al templo, es una muestra de la transición hacia el estilo gótico que se vivía en el momento de culminar la iglesia.
Escalinata y Capilla de las Nieves
La escalinata es una curiosa escalera realizada en piedra de granito que lleva a la Capilla de las Nieves. Esta escalera dibuja un arco en su perfil, ubicado encima de la carretera. Desde ella se aprecian unas vistas inmejorables del embalse de Portomarín. Se construyó valiéndose del antiguo puente medieval, y por ella se accede al centro urbano.
La Capilla de las Nieves era la capilla del antiguo hospital. Cuentan las malas lenguas que todo aquel que se pare a descansar a mitad de la escalinata quedará maldito y será castigado con muchos años de mala fortuna en el amor. Así que ya sabéis, a pesar del cansancio acumulado, sobre todo para los visitantes que vienen caminando desde Sarria, recomendamos no parar a tomar la foto a mitad de la escalinata por lo que pueda pasar.
El Pazo del Conde de la Maza
Conocido también como el Pazo del General Paredes, fue propiedad del Conde de Taboada con apellido de la Maza, descendiente de una gran familia de militares. Este edificio, junto a otros, fue uno de los que se salvaron del embalse de Belesar para ser reubicados en el nuevo emplazamiento del pueblo. Data del siglo XVI y actualmente desarrolla las funciones de edificio del ayuntamiento. Se sitúa en la misma plaza de la iglesia de San Nicolás.
El viejo pueblo de Portomarín
Si estás realizando el camino durante los meses de otoño, estás de suerte, ya que podrás ver los restos del antiguo pueblo anegado por el embalse. Los vestigios de las casas dinamitadas, los restos del viejo puente romano y el palco de la música original evocan nostalgia. Os invitamos cruzar el río por por el antiguo puente para disfrutar de las espectaculares vistas y recrear en vuestra imaginación cómo podría haber sido el pueblo en la actualidad, si no se hubiese construído el embalse.
Tierra de anguilas y aguardiente
A parte de su encanto monumental, Portomarín es también tierra de pescadores y alquitaras, de anguilas y aguardiente.
Si miráis hacia el embalse, se pueden apreciar los famosos «caneiros», construcciones de piedra en forma de «V» que sirven para la tradicional pesca de la anguila. Este plato estrella de Portomarín podrás degustarlo en cualquiera de sus restaurantes. Existen diferentes formas de prepararla, rebozada, guisada y en empanada.
Pero sin duda Portomarín tiene fama de buen aguardiente, tanto que su fiesta gastronómica hace honor a este brebaje elaborado mediante alquitaras, el método de destilación más antiguo del aguardiente. No podéis iros de este encantador pueblo sin probar algún chupito. Los más tradicionales son blanca, crema de orujo, licor café, y aguardiente de hierbas, llamados por muchos taberneros “ibuprofeno líquido” al asegurar que curan todas las agujetas y dolores del peregrino.