Desde Burgos a Hornillos del Camino - Viajes Camino de Santiago

Información

En la etapa de hoy abandonamos definitivamente Burgos para sumergirnos en el paisaje sobrio y desolado de la meseta castellana en dirección a Hornillos del Camino. Lugares despoblados y pueblos medievales, con caminos sin sombra en los que debemos protegernos del sol abrasador del verano y del frío en invierno. Estamos sin duda ante uno de los tramos más íntimos del Camino Francés, senderos que atraviesan la nada más absoluta, que invitan a la reflexión y a sentir toda la esencia el Camino de Santiago.

Si hacemos nuestro Camino en verano es muy importante salir temprano de Burgos para evitar la solanera de los caminos sin sombra antes de llegar a Hornillos del Camino. Despedimos la ciudad desde la Catedral hasta llegar al puente de Malatos, dejando a la izquierda el Monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey. Abandonamos la carretera por la derecha y tomamos un camino que nos lleva a Villalbilla.

Cruzamos las vías del tren y continuamos hasta cruzar de nuevo el río por el Puente del Arzobispo y entrar en Tardajos, que nos recibe con un elegante crucero del siglo XVIII. Nos separamos de la carretera y tomamos un camino vecinal que cruza el pequeño valle del río Urbel. Antiguamente era un acceso complicado por las crecidas del río que asolagaban las tierras. De ahí el conocido dicho de: “De Rabé a Tardajos, no te faltarán trabajos; de Tardajos a Rabé ¡Libéranos, Dómine!” Llegamos así a Rabé de las Calzadas. El Camino continúa durante nueve kilómetros por caminos rurales entre campos de cereal.

Alcanzamos la cota máxima de la etapa y descendemos por la Cuesta de Matamulos hasta el valle del río Hormazuelas.

Ya en Hornillos, podremos ver un pueblo calle coronado al final por una Iglesia parroquial, tras la cual podremos observar un precioso atardecer sobre los campos dorados de cereal.

A tener en cuenta

Podemos ceñirnos a la etapa Burgos – Hornillos del Camino o bien alargarla y realizar 31 km hasta Hontanas, que cuenta con varios albergues. O bien llegar hasta San Bol, que cuenta con un solitario albergue en medio de la inmensidad. No es una etapa fácil para los ciclistas, que deberán bajarse de la bici en algunos tramos y recorrerlos a pie.

En los meses de verano es imprescindible llevar la cantimplora bien cargada de agua, protección solar y viseras o gorros para protegerse del sol abrasador. En invierno, por el contrario, necesitaremos buena ropa de abrigo para resistir a las heladas.