- I. Seguirás las flechas, sobre todas las cosas
- II. No recorrerás kilómetros en vano
- III. No descansarás ni en fiestas
- IV. Llamarás a tu padre y madre
- V. No pararás
- VI. No llevarás calcetines impuros
- VII. No te quejarás
- VIII. No dirás falsas distancias al hablar
- IX. No consentirás pensamientos ni deseos de irte
- X. No codiciarás las ampollas ajenas
- Epílogo: El resumen de toda la Ley
Caminar el Camino de Santiago es mucho más que poner un pie delante del otro. Es una travesía física, mental y espiritual que transforma a quien se atreve a recorrerla. Además del típico refranero peregrino, hay reglas no escritas… y otras que bien podrían estar grabadas en piedra. Hoy te presentamos los Diez Mandamientos del Peregrino, una divertida y sentida guía de principios sagrados que todo caminante en las rutas jacobeas debería seguir. Son mandamientos que nacen del polvo del camino, de las conversaciones en albergues, de las ampollas compartidas y del silencio entre los bosques.

El primer mandamiento, como no podía ser otro, es seguir la flecha amarilla ante todas las cosas
I. Seguirás las flechas, sobre todas las cosas
En el Camino, las flechas amarillas no son solo señales, son faros de fe. Marcan la dirección correcta cuando estás perdido, te dan confianza cuando dudas, y te salvan de dar vueltas sin sentido. Aquí no manda Google Maps: manda la flecha, y si ves a otro caminante ir en dirección contraria, talvez esté de vuelta a casa, y si dudas, vuelve sobre tus pasos hasta la última flecha.
II. No recorrerás kilómetros en vano
Cada paso tiene un propósito. No se trata de andar por andar, sino de avanzar con conciencia. Da igual si haces 5 km o 35, lo importante es que cada uno cuente. Evita desvíos absurdos por querer atajar, aunque sí puedes tomar variantes y caminos complementarios señalizados.
III. No descansarás ni en fiestas
En el Camino no hay domingos. Tampoco festivos. La mochila te llama cada mañana, aunque sea la Fiesta del Apóstol del 25 de julio o haya verbena en el pueblo, aunque por supuesto puedes celebrar al final de cada etapa, porque un brindis con tinto o un plato de pulpo también son actos sagrados.
IV. Llamarás a tu padre y madre
No te olvides de quienes te enseñaron a caminar. Una llamada, una foto del paisaje o un simple “estoy bien” pueden alegrarles el día. Muchos hacen el Camino por ellos, con ellos o en su memoria, y dedicarles un pensamiento en la cima de una cuesta vale más que mil palabras.
V. No pararás
Cuando flaqueen las fuerzas, sigue. Cuando tengas dudas, sigue. Cuando el cuerpo diga basta, escúchalo, pero luego sigue. El Camino siempre recompensa al que persevera, y si necesitas parar, hazlo para respirar, no para rendirte.
VI. No llevarás calcetines impuros
Los pies son tu templo. No los maltrates con tejidos dudosos o húmedos. Unos buenos calcetines técnicos valen más que oro, porque el noventa por ciento de las ampollas tiene que ver con calcetines mojados, sudados o mal elegidos, y lo sabes tú y lo sabe la lavadora del albergue.
VII. No te quejarás
Todos tenemos frío, calor, ampollas, sueño, agujetas. Pero el que más se queja, más pesa. La mochila, la etapa y el ambiente. Cambia el “me duele todo” por un “¡qué regalo este día!” y verás cómo cambia el paso.
VIII. No dirás falsas distancias al hablar
No hay pecado mayor que decir “queda solo un kilómetro” cuando faltan cinco. La verdad se mide en pasos, no en intenciones. Si alguien te pregunta cuánto queda, respira y di lo que sabes, o mejor, acompáñale un rato.
IX. No consentirás pensamientos ni deseos de irte
El Camino tiene momentos duros. Pero en vez de soñar con trenes, aviones o sofás, piensa por qué empezaste y por qué vas a llegar. Hoy no es un mal día, es una etapa más del viaje, así que respira, agradece y sigue.
X. No codiciarás las ampollas ajenas
Cada peregrino carga lo suyo. Algunos llevan ampollas, otros dolores del alma. No compares, no envidies, no juzgues. El Camino es tan personal como los pies que lo caminan, y la actitud correcta es ayudar, compartir y escuchar, porque eso sí es de verdaderos caminantes.
Sigue estos mandamientos, y llegarás a Santiago
Epílogo: El resumen de toda la Ley
“Andarás sobre todas las cosas y cuidarás la mochila ajena como la tuya propia.” Porque el Camino no es solo avanzar, es avanzar con otros. Es compartir el esfuerzo, repartir el pan, mirar con respeto las mochilas y las historias que otros llevan a cuestas.
Y tú, ¿cumples estos mandamientos? ¿Qué añadirías al decálogo del buen peregrino?
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