La cueva de Altamira, situada en Santillana del Mar (Cantabria) y muy próxima al trazado del Camino del Norte, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo. Considerada la “Capilla Sixtina del arte rupestre”, alberga un conjunto de pinturas prehistóricas único por su calidad artística, su estado de conservación y su enorme valor histórico y cultural.
Este enclave forma parte del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, institución responsable de su conservación, investigación y gestión de visitas, debido a la extraordinaria fragilidad de la cueva. Antes de explicarte cómo visitarla hoy en día, es fundamental conocer su historia, su descubrimiento y la importancia del legado que conserva.
La ocupación humana de la cueva de Altamira
Las investigaciones arqueológicas realizadas en el vestíbulo de la cueva han documentado distintos momentos de ocupación humana durante el Paleolítico superior. Los niveles excavados abarcan aproximadamente desde el final del Gravetiense (en torno a 26.400–26.000 BP, es decir, aproximadamente 24.450–24.050 a.C.), pasando por el Solutrense (24.000–20.500 BP, aprox. 22.050–18.550 a.C.), hasta el Magdaleniense (19.000–16.800 BP, aprox. 17.050–14.850 a.C.).
Durante miles de años, grupos de cazadores-recolectores utilizaron este espacio tanto como refugio como lugar de expresión simbólica. El arte rupestre de Altamira no fue creado en un único momento, sino a lo largo de diferentes fases, lo que explica la diversidad de técnicas, estilos y motivos representados.

Pintura de bisonte
¿Qué significa BP y por qué se usa en arqueología?
En los estudios arqueológicos y prehistóricos es habitual utilizar la abreviatura BP, que significa “Before Present” o “antes del presente”. Por convención científica, el “presente” se fija en el año 1950. Por ejemplo:
- 20.000 BP significa 20.000 años antes de 1950, es decir, aproximadamente 18.050 a.C.
- 16.800 BP equivale aproximadamente a 14.850 a.C.
Este sistema se utiliza porque es más preciso para las dataciones científicas, especialmente las realizadas mediante carbono-14, y evita referencias culturales o religiosas. En este artículo se muestran ambos formatos (BP y a.C.) para facilitar la comprensión al lector general.
El descubrimiento de la cueva de Altamira
El descubrimiento de la cueva se remonta a 1868, cuando Modesto Cubillas, vecino de la zona, localizó de manera casual la entrada. Años después informó a Marcelino Sanz de Sautuola, propietario local con interés por la prehistoria, quien comenzó a explorarla de forma sistemática en 1875.
El hallazgo decisivo se produjo en 1879, cuando Sautuola visitó la cueva acompañado de su hija María. Mientras su padre realizaba excavaciones en el vestíbulo, la niña se adentró en una zona más profunda y, al mirar al techo, distinguió los famosos bisontes policromos pintados en la bóveda. Aquel instante marcó un antes y un después en la historia del arte prehistórico.
La polémica y el reconocimiento científico
Cuando Sautuola presentó sus conclusiones en 1880, defendiendo que las pinturas eran prehistóricas, la comunidad científica reaccionó con desconfianza. En aquella época se pensaba que los humanos del Paleolítico no poseían la capacidad artística necesaria para crear obras tan complejas.
El reconocimiento llegó tras el descubrimiento de otros conjuntos de arte rupestre en Francia, como La Mouthe, Les Combarelles y Font-de-Gaume, que confirmaron la existencia de arte paleolítico similar. Finalmente, la autenticidad de Altamira fue aceptada y su valor universal reconocido.

Sala principal de Altamira
En 1985, la cueva de Altamira fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, distinción que posteriormente se amplió al conjunto de cuevas con arte rupestre paleolítico del norte de España.
La cueva y sus pinturas rupestres
La cueva de Altamira tiene un desarrollo aproximado de 300 metros, con una galería principal y varias ramificaciones. La zona más famosa es la Sala de los Policromos, situada en una parte profunda de la cueva, alejada de la luz natural.
Los célebres bisontes policromos fueron realizados con pigmentos naturales como óxidos de hierro, carbón vegetal y otros minerales, mezclados con agua o grasa animal. Los artistas aprovecharon los relieves naturales de la roca para crear volumen, movimiento y una sorprendente sensación de realismo.

Bisonte original de Altamira
Para iluminar el interior de la cueva se utilizaron lámparas de grasa animal, lo que demuestra un notable conocimiento técnico. Además de animales como bisontes, ciervos o caballos, el conjunto incluye signos abstractos, grabados y pinturas monocromas que siguen siendo objeto de estudio.
Cómo visitar la cueva de Altamira hoy
Para garantizar su conservación, la cueva original de Altamira no está abierta al público de forma general. En su lugar, los visitantes pueden recorrer la Neocueva, una reproducción fiel integrada en el Museo de Altamira, que permite comprender el conjunto artístico en condiciones muy similares a las originales.
De manera excepcional, existe un programa de acceso restringido a la cueva original, limitado a un máximo de cinco personas por semana. La visita tiene una duración aproximada de 37 minutos, se realiza con indumentaria específica y bajo un estricto control ambiental. No está permitido hacer fotografías.

Entrada a la Cueva de Altamira
El sistema de acceso suele realizarse mediante selección o sorteo presencial entre los visitantes del museo, aunque este procedimiento puede variar, por lo que se recomienda consultar siempre la información oficial actualizada.
El Museo de Altamira permanece cerrado todos los lunes del año (salvo festivos excepcionales) y la venta de entradas finaliza 30 minutos antes del cierre.
Altamira y el Camino del Norte
Para quienes recorren el Camino del Norte, la visita a la cueva de Altamira es una parada cultural imprescindible. Santillana del Mar, además, es uno de los conjuntos medievales mejor conservados de España, lo que convierte esta etapa en una combinación perfecta de historia, arte y experiencia espiritual.





Deja un comentario