Que el Camino de Santiago no es una competición lo sabemos bien, pero siempre nos llaman la atención los retos que muchos peregrinos completan a lo largo de las rutas jacobeas. Largas distancias, movilidad reducida o tiempos de récord son algunas de las historias que nos han dejado algunos peregrinos en los últimos días.

Puerto de Oslo

Pedaleando desde Oslo

Desde Boiro (A Coruña) nos llega nuestro primer récord. Arturo Piñeiro es un amante de la bicicleta cuya cabeza no para, al igual que sus piernas. Ya nos avisó el pasado 28 de agosto, cuando este miembro del club ciclista Barbantia Roda dio a conocer en la prensa nacional su intención de cubrir los aproximadamente 3.926 kilómetros que separan la Catedral de Oslo con la Catedral de Santiago de Compostela.

El bueno de Arturo recorrió el trayecto en tan sólo 23 días, a una media de 170 kilómetros por jornada, aunque si bien el esfuerzo físico no es lo que más le preocupa, según declara.

“Lo más duro es la logística. A nivel físico y psicológico estoy entrenado para un reto así”

Efectivamente, lo difícil de este récord fue encontrar lugares donde dormir o comprar alimentos, así como entenderse con la gente, pues al no hablar apenas inglés, tuvo momentos complicados. De hecho, si bien su aventura no llegó a un mes de duración, bien es cierto que él llevaba meses preparando y organizando este su gran reto.

Lo más duro vino en las etapas con lluvia, como le sucedió en León o en la subida a O Cebreiro. Tal era la mojadura que tenía que tuvo que romper una de sus normas, entrar en un restaurante a comer algo caliente, pues él siempre tiraba de supermercados y era su propio chef. No obstante, y como él declara, “la soledad y la paz son para mí las mejores recompensas. Durante esos días vives desconectado del mundo”.

Habrá que seguirle de cerca, pues a pesar de su 43% de discapacidad debido a una enfermedad intestinal que afecta en su alimentación, ya está pensando en su próximo reto de récord, cubrir la distancia hasta Santiago de Compostela desde Grecia y tal vez desde Jerusalén.

¿Qué tendrá Noruega?

Pues sí, otra vez desde Noruega, aunque ahora desde la ciudad de Trondheim. Si bien el caso anterior eran 3.926 kilómetros, el suízo Cristian Salamin está recorriendo los 5.400 kilómetros que separan Trondheim de la Catedral de Santiago de Compostela.

El pasado martes 26 de octubre lo encontramos en Sarria, ya en los últimos 100 kilómetros del Camino de Santiago Francés y muy cerca de cumplir este récord de ensueño. Un sueño también, pues este apasionado ciclista habituado a recorrer 10.000 kilómetros anuales en bicicleta vio su pasión casi truncada en 2015, cuando sufrió un ictus con apenas 50 años de edad. Esta enfermedad es más frecuente de lo que podamos pensar (en su país se producen 16.000 cada año, a una media de uno cada media hora), y en su caso le dejó en coma y entre la vida y la muerte durante cuatro duros días.

Peregrino en silla de ruedas

Ahora está recuperado y más vivo que nunca, y de hecho comenta que la enfermedad fue “una segunda oportunidad y un segundo nacimiento”. Ahora, a pesar de tener movilidad reducida, pues tiene el lado izquierdo del cuerpo paralizado y pedalea con sólo la pierna derecha en su bicicleta adaptada, se siente más feliz que en su vida anterior, y, con este récord quiere dar visibilidad y concienciar al mundo que esta enfermedad existe, pero que es posible vivir con ella.

Comenzó el pasado 7 de julio desde la ciudad noruega y pretende llegar a Santiago de Compostela el viernes 29 de octubre, con motivo del Día Mundial del Ictus. Su peregrinación, bautizada como Ride for stroke y en cuya web se le puede seguir, está siendo posible gracias a su tenacidad y positivismo, así como por la asistencia de un acompañante que conduce la autocaravana donde descansa, facilitada por sus patrocinadores.

Al fin del mundo en un día

Gaetano Cupa es un italiano natural de Nápoles apasionado del Camino de Santiago, y lo ha recorrido ya unas veintisiete veces. Muchos casos así son ya conocidos entre la memoria colectiva peregrina, pero lo asombroso de Gaetano es que acaba de cubrir la distancia del Camino de Finisterre y Muxía en poco más de veinticuatro horas. Para él, el Camino es algo más que una ruta para caminar, y en sus palabras se refiere a la ruta jacobea como “una persona a la que yo quiero y me quiere a mí y me llama”. Pura vida.

Atardecer en Finisterre

Partió el pasado sábado 23 de octubre desde la Plaza del Obradoiro sobre las 8:30 horas, con la intención de llegar a Finisterre y posteriormente a Muxía sin parar nada más que para comer, caminando día y noche. Y así lo hizo, aunque no faltaron las dificultades. El frío y la oscuridad de la noche, que le alcanzaron en Olveiroa (Dumbría), no fueron suficientes para hacerle desistir. “Paré para comer algo, y tenía mucho frío. Además me dolía todo el cuerpo, pero me puse a pensar un rato y saqué fuerzas para continuar”, declara este italiano que no se considera un valiente.

“Tengo muchísimo miedo, pero el miedo o te paraliza o te da fuerzas para continuar”

A las tres de la mañana volvió otra vez a sentir miedo y cansancio, pero tras descansar y escuchar a su cuerpo y su corazón, decidió continuar, pues parado y con el frío de la noche podría sobrevenirle la hipotermia.

Finalizó su aventura en Muxía sobre las 14:00 horas del domingo 24 de octubre y ahora descansa en uno de sus albergues. Quien sabe, igual ya tiene en mente otro camino, pues como él mismo sostiene, “el mejor Camino es siempre el que tienes que hacer mañana”.

Disfrutar del Camino de Santiago

Estas peregrinaciones extremas tienen lugar debido a la pasión jacobea de sus protagonistas, que disfrutan de los Caminos a Santiago como si se tratase de su primera vez. Si tú no lo has hecho aún, deberías lanzarte y experimentarlo, sólo así se puede entender todo lo que se siente peregrinando. No hace falta que te establezcas un reto o que superes estos récords, lo importante es disfrutarlo. Nosotros te animamos a que lo saborees y lo disfrutes, y si quieres descubre el camino de Santiago más cómodo y fácil.