Que el Camino de Santiago es muy beneficioso para la salud mental y física es algo que ya sabemos por experiencia propia. Tales son sus muchos beneficios que incluso sirve como instrumento con funciones terapéuticas y de sanación para ex-militares que se enfrentaron a duros y dramáticos episodios de guerra, duelos tras la muerte de seres queridos, historias de superación, etc. Queremos contarte las bondades que muchos peregrinos experimentaron en el Camino de Santiago, un camino que es también de terapia, curación y renacer, superpoderes que las distintas rutas jacobeas pueden ofrecer incluso en casos tan traumáticos como los que vamos a ver.

Heridas de guerra

Aquí tenemos un ejemplo muy reciente de historias terapéuticas en el camino, cuyo relato es sobrecogedor. La asociación Warriors on the Way, creada por el sacerdote de Texas Steve Rindhal en 2018, se dedica a organizar anualmente peregrinaciones en el Camino de Santiago para ex-militares estadounidenses afectados psicológicamente tras traumáticas experiencias en los frentes de guerra, como los que fueron Irak y Afganistán. Él mismo, ex-paracaidista de las Fuerzas Armadas de EE.UU., realizó por vez primera y en solitario el Camino de Santiago en el año 2016, y, según declara, “me di cuenta de la curación que el Camino de Santiago supuso para mi”, una especie de bálsamo sanador único.

Los veteranos de guerra en el monumento del Monte do Gozo

En un ejercicio de empatía con sus compatriotas y compañeros militares, creó esta asociación que trata de ayudar a paracaidistas, soldados, aviadores, marineros, infantes de marina e incluso sanitarios de los ejércitos norteamericanos en el proceso de cicatrización de heridas de guerra psicológicas.

Por si fuera poco, las historias de su iniciativa son solidarias y sin ánimo de lucro, y para costear estas herramientas terapéuticas peregrinas se sirve de donaciones; cada viaje cuesta unos 3.200 euros por persona, por lo que, a pesar de la generosidad de los donantes, no puede satisfacer todas las solicitudes de participación que recibe cada año, entre 70 y 80. Así,debe llevar a cabo un proceso de selección de los aproximadamente siete participantes finales que le acompañarán.

Este año volvieron a peregrinar, comenzando el Camino de Santiago Francés desde Astorga. Acompañados por la psicóloga Renee Phillips y el oficial Jim Stinson, llegaron a Santiago de Compostela el pasado 30 de septiembre, tras una experiencia peregrina que, al volver a sus hogares, les ayudará a reponerse de sus heridas.

La catedral de Astorga

Superar el duelo

Amaya Ferrer es una asturiana y guía de montaña en excursiones caninas que sufrió la dura pérdida de su perra Kyla hace cinco meses, y se dio cuenta que necesitaba sanar ese dolor y hacerlo visible ante la sociedad. Así, pensó que realizar el Camino del Norte desde Irún, enlazando con el Camino Primitivo hasta llegar a Santiago de Compostela y luego continuar hasta Finisterre, le ayudaría a sobrellevar la pérdida.

Su compañera de cuatro patas, con 15 años de edad, “vivió dos tercios de su vida ciega, con artrosis, tumores y alzheimer, y aún así, ha vivido una vida plena”, comenta May, como le gusta que le llamen. Ella, que realizó los aproximadamente 1.000 kilómetros de dicha travesía, no viajó sola, pues llevaba las cenizas de Kyla acompañándola en todo momento. Llegaron a Santiago de Compostela el pasado 15 de octubre tras 45 y extenuantes días de caminata, donde no faltaron los dolores en los pies y un cansancio que a momentos le hizo pensar en abandonar, pero como ella misma confiesa, “sufrí un shock por la muerte de Kyla, me vino la culpa y la duda por la eutanasia, que es un tema muy complicado. Hago el Camino para sanar todo ese dolor”.

El Camino es esperanza

Así sienten el Camino de Santiago las protagonistas de la siguiente historia. Dieciséis mujeres, pacientes de oncología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, llegaron el pasado 3 de octubre a Santiago de Compostela a través del Camino Portugués desde Tui, en una quinta edición de esta peregrinación organizada por dos enfermeras del centro.

Dieciséis mujeres, pacientes de oncología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid

Esta iniciativa tiene el objetivo de ayudar a normalizar las vidas de estas pacientes, que tienen en común la misma patología, el cáncer de mama. Unos días de convivencia, para compartir su experiencia, para comunicarse y mejorar su autoestima. Esta iniciativa, iniciada en 2012, ha obtenido distintos reconocimientos en los Premios Hospital Optimista y en los galardones “Enfermería en Desarrollo”. Además, en esta ocasión, han contado con la colaboración y financiación del Ayuntamiento de Madrid y de la Fundación Rayo Vallecano.

Un camino de historias

Muchas más historias hay, como las que puedes conocer aquí. Estas tres experiencias recientes que hemos presentado son sólo una pequeña muestra de cómo el Camino de Santiago puede ser una fuente de optimismo, superación, esperanza y sanación, superpoderes cuyo efecto en las personas puede ser tan beneficioso como un tratamiento médico o una sesión con el psicólogo.

Flores en el Camino y peregrinos de fondo

A través de distintas rutas, todos los peregrinos confirman que el camino Santiago les ha ayudado a encontrarse en paz, a conocerse mejor y a ponerle una sonrisa a la vida. El saludo de ¡Buen Camino! que tanto se escucha en los senderos jacobeos cobra mayor sentido si pensamos en las vicisitudes de muchas personas que, en busca de un bienestar emocional y físico, acuden a esta experiencias terapéuticas que aporta paz y tranquilidad a estas historias.

Así que, ¡Buen Camino!