Uno de los elementos con más historia y simbología del Camino de Santiago es la Cruz de Ferro, denominada también en leonés como “Cruz de Fierro”, que viene siendo en castellano la “Cruz de Hierro”. Situada en el Camino Francés en la etapa que va desde Foncebadón a Ponferrada, se localiza entre la propia Foncebadón y Manjarín, y pertenece al municipio de Santa Colomba de Somoza (León). Desde aquí, restan 230 kilómetros hasta la ciudad de Santiago de Compostela.
La montaña más alta
La Cruz de Ferro se encuentra en el punto más alto del Camino de Santiago Francés. En estos Montes de León nos la encontraremos en el Puerto de Foncebadón, también llamado Monte de Rabanal, que con sus 1.504 msnm es la cima más alta de esta ruta desde Roncesvalles, aunque si se comienza en el Puerto de Somport se alcanzarían los 1.600 msnm.
Esta zona se conoce también como Monte Irago, antiguo topónimo que aparece ya citado en el Códice Calixtino (siglo XII). Es un lugar muy especial e hito del Camino de Santiago, pues separa la gran meseta norte de las colinas de El Bierzo y la posterior entrada a Galicia, con un cambio de paisaje que anima al peregrino a continuar.
Un crucero y humilladero únicos
Se trata de un crucero, es decir, una cruz de hierro que corona un poste de madera de cinco metros de altura, a cuyos pies se encuentra un humilladero; un conjunto de piedras que tendría su origen en tiempos remotos. Al estar en un lugar alto, algunas teorías apuntan a que sería un hito de orientación ya desde época romana, en una zona donde las nevadas dificultan la visibilidad y el tránsito. Incluso, se cree que aquí habría un templo dedicado al dios Mercurio, defensor de los viajeros.
Con el tiempo, y como viene siendo habitual en la Historia, el lugar sería cristianizado a medida que la ruta francesa del Camino de Santiago iba cogiendo fuerza en la Edad Media, con el avance de la Reconquista cristiana de la península Ibérica. Se atribuye al monje Gaucelmo la colocación de la Cruz de Ferro así como de la construcción de un hospital para peregrinos: se trata de un eremita del siglo XI con mucha vocación hospitalaria y que no pretendía otra cosa más que guiar y asistir a los peregrinos.
En cuanto al humilladero, hay diversas teorías acerca de su significado. Los humilladeros son el resultado de una acción simbólica del hombre y podemos ver ejemplos en muchas culturas. Podría referirse a una ofrenda que el caminante y/o peregrino realiza, materializada en una piedra o guijarro, como una muestra de gratitud y recuerdo de paso.También podría representar una petición de protección divina, o bien una liberación de los problemas e incluso de los pecados.
No sólo peregrinos, sino también los campesinos gallegos que, entre los siglos XVIII y XIX viajaban a Castilla para las labores de siega de los campos, y al pasar por la Cruz de Ferro depositaban también una piedra. Ya el diccionario geográfico de Pascual Madoz, de mediados del siglo XIX, en relación al acto de arrojar piedras afirma que “raro es el viajero que pasa y no arroja una”.
La tradición hoy
Sea como fuere, son muchos, sino todos, los peregrinos que no dejan de cumplir con la tradición de depositar una piedra en el humilladero, siendo este de la Cruz de Ferro de los más grandes de Europa y el más importante del Camino Santiago. Algunos lo hacen de frente, otros de espalda e incluso muchos traen la piedra ya desde kilómetros antes. De hecho, antiguamente los peregrinos llevaban piedras para colaborar con el transporte de dicho material, destinado a la construcción de hospitales, puentes, iglesias e incluso la propia Catedral de Santiago de Compostela.
La cruz que podemos ver hoy no es la original. Ésta se conserva unos kilómetros antes, en el Museo de los Caminos de Astorga, a donde fue llevada en 1976. Posteriormente, en la década de 1980, se construyó en las inmediaciones una capilla dedicada a Santiago y una fuente.
La polémica reciente
En los últimos meses, una polémica intervención paisajística en el entorno promovida por el Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza ha sido rechazada por la comunidad peregrina, que mostró su total desacuerdo con el proyecto y que, afortunadamente, no ha salido adelante, ya que la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de León no dio su visto bueno. Como reza el grito de protesta, “la Cruz de Ferro no se toca”.
Así, afortunadamente, nuestra Cruz de Ferro sigue y seguirá en pie guiando nuestros pasos, y ahí estará esperando a que todo peregrino la visite y disfrute de su significado y sus vistas. Y tú, ¿a qué esperas para conocerla? Puedes realizar todo el Camino de Santiago Francés o bien un tramo, por ejemplo desde León, y así descubrirás de primera mano la magia de la Cruz de Ferro. Como siempre, nos tienes aquí para ayudarte y asesorarte en tu aventura peregrina.
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