En la tarde del 31 de diciembre de toda víspera de inauguración de Año Santo Compostelano o Jacobeo se celebra la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela, con motivo del inicio del Año Santo ordinario. Una puerta que se vuelve a cerrar justo un año después, al acabar el calendario.
“Sal de tu tierra, el Apóstol Santiago te espera”
Este es el lema del último doble Año Santo 21-22, que invita a toda la Cristiandad a peregrinar a Santiago de Compostela en un momento muy especial para la comunidad peregrina. Y es que cada Año Jubilar nos ofrece de todo: la espiritualidad propia que supone celebrar al Apóstol Santiago, asistir a misas especiales, contemplar el botafumeiro volando, conseguir la indulgencia plenaria, disfrutar el programa cultural del Xacobeo y, lo que nos interesa en este artículo, visitar, conocer y traspasar el umbral de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago, que sólo se abre en Año Santo, sea ordinario o extraordinario. ¿Entramos?
La Puerta Santa de Santiago de Compostela
Formalmente, no es más que un acceso a la Catedral por su cabecera, a través del ábside. Un acceso desde el este que se suma al acceso oeste de la fachada del Obradoiro y del Pórtico de la Gloria, el norte de la fachada de Azabachería y el sur de la fachada de Platerías. La diferencia es que este acceso sólo se abre en Año Santo, cuando el 25 de julio, festividad del Apóstol, cae en domingo, y una vez concluído, se cierra hasta el siguiente.
Situada pues en la Plaza de Quintana de Mortos, está precedida por el recubrimiento barroco de la Catedral de Santiago, con una fachada exterior coronada por el Apóstol y sus dos discípulos Teodoro y Atanasio, así como flanqueada por 24 esculturas de profetas y apóstoles del coro pétreo del Maestro Mateo, allí colocadas en el siglo XVII.
Atravesando esta fachada, un pasillo nos lleva al vano de la propia puerta, cuyas hojas a día de hoy no son las primitivas. Abierta interiormente entre las capillas del Salvador y San Pedro o de la Azucena de la girola de la catedral, su origen es incierto: una hipótesis sostiene que es un intento de emulación con la Puerta Santa de Roma y su Jubileo, y sería construida en el siglo XVI, y otra habla de paso de comunicación entre el Monasterio de San Paio de Antealtares y la basílica, fechada de este modo en el siglo XII.
Una puerta con la historia de Santiago Apóstol
La puerta en sí, con sus hojas actuales, muestra la historia de Santiago a modo de viñetas, como si de un cómic se tratase. En 1992, el escultor gallego Francisco Leiro decoró algunas hojas con el episodio de la Traslatio, mientras que en 2003, el escultor compostelano Suso León la decoró con seis relieves sobre la vida de Santiago, desde que es “reclutado” por Jesús hasta que es enterrado en Galicia por sus discípulos. Completan el interior dos pilas bautismales y dos estatuas provenientes del antiguo coro pétreo, así como dos cruces. Por último, en la parte superior, una inscripción reza “es la casa de Dios y la puerta del cielo” (Génesis, 28, 17).
“Abrí delante de ti una puerta que nadie puede cerrar”, como cita el Apocalipsis (3, 8).
Efectivamente, esta puerta no es un simple diseño funcional de arquitectura de interiores. Citando al propio Jesús de Nazaret en el Evangelio según San Juan, “yo soy la puerta, si uno entra a través de mí, será salvado”, y sus palabras se pueden aplicar simbólicamente a la propia Puerta Santa. También conocida como Puerta del Perdón, atravesar su umbral es uno de los requisitos para conseguir la indulgencia plenaria. Se trata de un acceso directo al altar mayor y a la propia Tumba de Santiago, un recorrido simbólico en el que el creyente realiza un rito de paso de una antigua vida de pecado a una de renovación. En relación al peregrino, la Puerta Santa sería una metáfora en la que el sufrimiento y la renuncia permiten alcanzar la puerta que da a Dios.
El ceremonial litúrgico de apertura
En la jornada previa a su apertura se celebra la Traslatio de Santiago Apóstol, con una misa especial y el vuelo del botafumeiro. Y el día de su apertura, la ceremonia la protagoniza una procesión litúrgica que comienza en la puerta de Platerías para encaminarse a la Quintana, donde, tras leer el mensaje del pontífice, tiene lugar el rito de apertura de la Puerta Santa. El Arzobispo de Santiago es el encargado de llevarlo a cabo, golpeando tres veces con un martillo ceremonial la puerta. Una vez abierta, entra primero el Arzobispo y luego su séquito, que recorren el interior de la Catedral hasta el altar mayor, donde se celebra la solemne misa de acción de gracias. Como colofón final, vuela el botafumeiro.
Y no es la única Puerta Santa…
La de Santiago de Compostela no es la única puerta santa del mundo, y de hecho ya hemos mencionado la Puerta Santa de Roma, en la Basílica de San Pedro del Vaticano. El jubileo romano se celebra cada 25 años, remontándose el primero al año 1300, por voluntad del papa Bonifacio VIII. Por supuesto, hay un ritual litúrgico de apertura, al igual que en Santiago de Compostela. Podemos encontrar otras tres puertas santas en Roma, a saber, las de las basílicas papales de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor.
El Camino de Santiago, en Villafranca del Bierzo encontramos otra puerta santa jacobea, la Puerta del Perdón de la iglesia de Santiago Apóstol. Al igual que la compostelana, esta puerta sólo se abre en Año Santo Jacobeo, y desde la Edad Media, los papas Calixto III y Urbano II concedieron el privilegio de otorgar el Jubileo a los peregrinos que, por razones de salud, no pudieran alcanzar Santiago de Compostela.
El monasterio franciscano de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) tiene en su iglesia otra puerta santa o Puerta del Perdón, que es la principal y sólo se abre en Año Santo Jubilar Lebaniego, cuando el día de San Toribio, el 16 de abril, cae en domingo.
Más puertas santas podemos encontrar por el mundo, como la de la Basílica de Ars en Francia, la de la catedral de Nôtre-Dame de Quebec en Canadá o la de la catedral de Nôtre-Dame de Bangui en la República de África Central, entre otras.
Un año de puertas abiertas
Como ves, tenemos vía libre en los caminos de peregrinación, y en concreto en los caminos jacobeos, pues sus puertas santas están abiertas cada Año Santo. Recuerda, si realizas el Camino de Santiago Francés, podrás traspasar al menos dos puertas santas en tu Camino de Santiago, abiertas en cada Año Santo para el perdón y gozo de todos los peregrinos.
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