Viajar ligero es la clave para disfrutar cada pedalada en el Camino de Santiago. Sea cual sea la ruta jacobea que recorras, un equipaje bien pensado te permitirá saborear cada subida y cada descenso sin distracciones ni sobrecargas. En esta guía sobre qué llevar al Camino de Santiago en bici encontrarás todo lo necesario, agrupado por categorías y considerando por qué conviene incluir —o descartar— cada elemento. Así prepararás tus alforjas con confianza, evitando olvidar lo imprescindible pero, sobre todo, sin cargar peso extra.

Es recomendable estar acostumbrado a andar en bicicleta y entrenar antes de lanzarte a hacer el Camino en bici
Tu bicicleta y su puesta a punto
La bici es tu medio de transporte y tu compañera de aventura: dedicarle un rato a ponerla a punto evita averías y dolores de cabeza en plena ruta.
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- Tipo de bici: gravel, MTB o trekking con cubiertas mixtas.
- Transmisión limpia y lubricada para cambios suaves.
- Frenos revisados y pastillas al 70 % o más.
- Neumáticos antipinchazos a la presión recomendada.
Si quieres saber más, pues tal vez no tienes bicicleta y piensas en comprar una, consulta nuestra guía completa de elección de bici. Recuerda que nosotros, en nuestros viajes, te podemos facilitar una bicicleta en alquiler para disfrutar tu Camino sobre dos ruedas, incluso si quieres hacer el Camino en e-bike.
Recuerda tener tu bicicleta en buen estado antes de lanzarte a hacer el Camino
Ropa y calzado de ciclista
La primera capa de tu aventura es la que va sobre la piel: prendas de ropa transpirables que regulen el sudor, protejan del viento cambiante de las rutas jacobeas y sequen rápido al final de cada etapa. Igual de importante es el calzado: zapatillas que transfieran la energía al pedal sin sacrificar comodidad cuando tengas que caminar. Con un conjunto ligero, fácil de lavar y versátil para varios climas, evitarás rozaduras, ampollas y cargas innecesarias.
Ropa técnica
La ropa adecuada regula la temperatura, evita roces y te mantiene seco en condiciones cambiantes.
- 2‑3 camisetas transpirables (manga corta o larga según estación).
- 2 culottes acolchados; lávalos a diario si es posible.
- Chaqueta cortavientos ligera y plegable.
- Pantalón y cubre‑botas impermeables para lluvia intensa.
- Mallas finas para los días fríos o lluviosos.
Usar ropa adecuada hará más llevadero tu Camino
Calzado
Un buen calzado mejora el pedaleo y protege tus pies en tramos a pie o visitas turísticas.
- Zapatillas de ciclismo con calas y suela apta para caminar.
- Calzado de descanso ligero para las tardes.
- Sandalias o chanclas para la ducha y permitir que el pie respire.
Complementos que marcan la diferencia
Estos complementos aumentan tu seguridad y comodidad, y muchos son obligatorios por normativa o sentido común; otros, te ayudan a organizar el equipaje, mantenerte visible y resolver imprevistos.
- Casco homologado (obligatorio en España).
- Guantes de verano o invierno para evitar rozaduras.
- Gafas con filtro UV y protección contra polvo e insectos.
- Braga o pañuelo para proteger cuello y cara en descensos.
- Gorra ligera para las paradas a pie.
- Alforjas traseras impermeables (15‑20 L cada una).
- Mochila de hidratación o bidones de 750 ml.
- Luz delantera y trasera recargables.
- Candado de seguridad media o alta.
- Kit multiherramienta + 2 cámaras, parches y bomba.
- Pulpos elásticos para sujetar esterilla o chaqueta extra.
Asegúrate que el material que uses se adapte a ti
La ruta y la época del año: adapta tu vestimenta
La ruta que elijas y la temporada en que la recorras influirán en la ropa que necesitas. No es igual pedalear en pleno agosto por la Meseta castellana que en octubre por la costa cantábrica, o afrontar etapas invernales en zonas de alta montaña. Adapta tu vestimenta al clima previsto para cada ruta y estación, para no pasar ni calor ni frío innecesarios.
- Verano: En rutas del interior o del sur (como la Vía de la Plata o la Meseta del Camino Francés) el calor será tu principal desafío. Prioriza prendas muy transpirables y ligeras: camisetas de manga corta, pantalones cortos, gorra, gafas de sol y protección solar para la piel. Podrás prescindir de ropa de abrigo pesada, pero lleva un cortavientos impermeable ligero para posibles tormentas de verano. Si peregrinas por rutas como el Camino del Norte, incluso en verano encontrarás más lluvias y nieblas, por lo que el chubasquero sigue siendo esencial.
- Invierno: En los meses fríos necesitarás mucho más abrigo. Añade capas térmicas a tu equipaje: camiseta interior térmica, mallas largas, forro polar o chaqueta caliente, guantes gruesos y braga para el cuello. En etapas de montaña (por ejemplo, al cruzar los Pirineos en el Camino Francés o en el Camino Primitivo) podrías encontrar nieve o hielo, así que incluye cubre‑botas impermeables y un buen chubasquero o chaqueta impermeable. Recuerda también que los días son más cortos en invierno: unas luces delanteras y traseras te ayudarán a ser visible si cae la tarde pedaleando.
- Primavera y otoño: El tiempo es más impredecible en estas estaciones. Combina ropa de distinto grosor para vestirte por capas, de modo que puedas abrigarte o aligerarte según suban o bajen las temperaturas en el día. En primavera suele haber mañanas frescas y mediodías cálidos; en otoño, tardes suaves pero noches frías. Además, en buena parte de España (sobre todo en el norte) la lluvia es común tanto en primavera como en otoño: lleva siempre a mano un cortavientos impermeable. Con la estrategia de capas y la previsión de lluvia, estarás preparado para los cambios bruscos de clima.
Todas las rutas jacobeas son ciclables
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