- Historia del Botafumeiro: de la leyenda al icono
- Ingenio y evolución: del cimborrio al vuelo perfecto
- Significado y función: oración que asciende
- Diseño y artesanía: la pieza que enamora
- El vuelo: técnica, ritmo y un arco que corta la respiración
- Cuándo funciona y cómo verlo de verdad
- Curiosidades, anécdotas y leyendas
- Vívelo como parte de tu Camino
La Catedral de Santiago, además de albergar las reliquias del Apóstol y ser meta de todo peregrino, contiene un elemento icónico de la ciudad. El Botafumeiro, ese gran incensario volador, es, como sabrás, uno de los grandes atractivos de Santiago de Compostela y de su catedral. Acompáñanos a descubrir todo sobre el Botafumeiro, el icono de Santiago de Compostela y uno de los símbolos del Camino de Santiago.
Quienes lo ven por primera vez quedan atrapados por su mezcla de belleza, liturgia y precisión técnica. No es solo un objeto que “vuela”: es una síntesis perfecta de fe, artesanía e ingeniería histórica. Contemplarlo en movimiento, con el órgano resonando y el incienso elevándose, es uno de esos momentos que todo peregrino del Camino de Santiago y viajero recuerda para siempre.

El Botafumeiro, un símbolo de la catedral de Santiago de Compostela y del Camino de Santiago
Historia del Botafumeiro: de la leyenda al icono
El uso de incensarios en la liturgia cristiana es muy común y deriva de precedentes del culto judío y de ritos orientales en los que el incienso se utilizaba en ceremonias solemnes. En Santiago, la tradición del gran incensario se remonta al siglo XIV. Una nota marginal del Códice Calixtino (1322) ya registra el turibulum vinculado a procesiones y celebraciones importantes.
Su nombre actual, botafumeiro, se populariza en el siglo XIX y, en gallego, significa literalmente “el que echa humo”. Técnicamente hablamos de un turíbulo. En los primeros siglos su función era doble: litúrgica y práctica. El incienso acompañaba la oración y, además, ayudaba a ambientar el interior de la catedral cuando los peregrinos, que a veces pernoctaban dentro, la colmaban después de largas jornadas de Camino.
Los primeros incensarios compostelanos colgarían de vigamentos de madera y su forma sería diferente a la actual, quizá en plata. La memoria popular recuerda un incensario de plata requisado en 1809 durante la invasión napoleónica —tal vez aquel costeado por Luis XV—, aunque no exista certeza documental absoluta. Lo que sí sabemos es que el Botafumeiro existente hoy data de 1851 y fue realizado por el orfebre compostelano José Losada. En 1971 se hizo una copia, y ambas piezas se conservan en la Biblioteca Capitular.

El uso de inciensarios en la liturgia es antiguo y solemne
Ingenio y evolución: del cimborrio al vuelo perfecto
Entre los siglos XV y XVI se levantó el cimborrio sobre el crucero, el espacio donde hoy se sitúa el Botafumeiro. A finales del XVI aparece la figura de Juan Bautista Celma, a quien se atribuye el diseño de un entramado de hierro fundido que sustituyó a las viejas estructuras de madera. Su aportación clave fue el mecanismo de poleas que permitió un vuelo amplio y seguro por todo el transepto, minimizando riesgos y afinando la espectacularidad del movimiento.
Con el tiempo, el sistema ha sido revisado y cuidado. La pieza de Losada (1851) —en latón plateado— fue restaurada en 2006 para reforzar estructura y baño de plata; y el ingenio de suspensión ha recibido intervenciones de mantenimiento recientes con el fin de asegurar su funcionamiento a largo plazo. Gracias a estas labores, hoy el Botafumeiro puede seguir volando con la misma emoción… y con más seguridad que nunca.

El Botafumeiro bajo el cimborrio, listo para iniciar su vuelo en el crucero
Significado y función: oración que asciende
El Botafumeiro se ha consolidado como parte esencial de la tradición compostelana. Su significado es profundo: el humo del incienso que asciende simboliza la oración del pueblo elevándose al cielo, a la vez que “purifica” el espacio sagrado. Durante las misas solemnes, el momento en que el incensario se pone en movimiento, acompañado por el órgano y el silencio expectante, crea una atmósfera espiritual única.
También se cuenta que, como uso más práctico, servía para ambientar el olor de la catedral, puesto que antiguamente los peregrinos dormían dentro de ella, y el olor era, a veces, insoportable.
Diseño y artesanía: la pieza que enamora
La pieza que se utiliza habitualmente —la de 1851— está realizada en latón plateado y destaca por su presencia escultórica: alrededor de metro y medio de altura, generosas proporciones en el cuerpo central y un trabajo de orfebrería que combina resistencia con belleza. En su interior se colocan las brasas y el incienso. Su imagen plateada, reflejando la luz del crucero, multiplica el efecto visual cuando surca el aire.

Detalle del nudo y la cuerda del Botafumeiro
El vuelo: técnica, ritmo y un arco que corta la respiración
Para que el Botafumeiro alcance su vuelo característico, se amarra a una cuerda de gran longitud que discurre por el ingenio situado en el cimborrio, a más de veinte metros de altura. La cuerda desciende hasta el presbiterio, donde los ocho tiraboleiros se coordinan con precisión. Uno inicia un suave balanceo; el resto sincroniza el tirón rítmico de la cuerda y, en pocos segundos, el incensario dibuja un arco majestuoso que atraviesa el crucero. El movimiento se prolonga varios minutos y alcanza velocidades realmente sorprendentes, siempre dentro de un protocolo muy cuidado para garantizar la seguridad.
El resultado impresiona: madera, piedra, metal e incienso construyen una escena irrepetible. A cada pasada, el plateado del incensario parece tocar la luz y el incienso deja un aroma que muchos asocian para siempre con su llegada a Santiago.

El vuelo del Botafumeiro por el crucero de la Catedral
Cuándo funciona y cómo verlo de verdad
El Botafumeiro no se utiliza en todas las misas. Se activa en solemnidades litúrgicas y, además, puede ponerse en marcha por petición mediante donación —algo frecuente en grandes grupos de peregrinos—, con mención especial y asientos reservados.
Generalmente, funciona en las siguientes fechas de forma garantizada:
- La Epifanía del Señor: 6 de enero
- Domingo de Resurrección
- La Ascensión del Señor
- La Aparición del Apóstol-Clavijo: 23 de mayo
- Pentecostés
- El Martirio de Santiago: 25 de julio
- La Asunción de María: 15 de agosto
- Todos los Santos: 1 de noviembre
- Cristo Rey
- La Inmaculada Concepción: 8 de diciembre
- Navidad: 25 de diciembre
- Traslado de los Restos del Apóstol: 30 de diciembre
Para organizar tu visita, lo más práctico es confirmar fechas y horarios en la Oficina del Peregrino o directamente en la Catedral. Llega con antelación (30–60 minutos en temporada alta) si quieres buena visibilidad. Los laterales del crucero ofrecen una perspectiva fantástica del arco completo. Si viajas en grupo, compensa consultar con tiempo la posibilidad de activación por donativo.

En Año Santo suele haber más opciones de ver el Botafumeiro en acción
Curiosidades, anécdotas y leyendas
La historia del Botafumeiro ha dejado anécdotas célebres. En 1499, durante una misa con la infanta Catalina de Aragón, el incensario se soltó y salió despedido hacia la puerta de As Praterías; en 1622, la cuerda se rompió; en 1937, volvió a desprenderse entre el estruendo de la Guerra Civil. Nunca hubo víctimas mortales, pero estos episodios alimentaron la leyenda y motivaron mejoras en el sistema. También se habla del peregrino que se acercó demasiado y salió mal parado: aviso para curiosos, el respeto de las distancias no es solo cortesía… también es seguridad.
Vívelo como parte de tu Camino
Para muchos, ver el Botafumeiro en su misa de llegada es el broche de oro del Camino, pues es historia viva, patrimonio y emoción compartida. Si tienes la ocasión de verlo en la Catedral de Santiago, aprovéchala. Es uno de esos recuerdos que se quedan para siempre. Si estás organizando tu viaje y quieres incluir esta experiencia, puedes contar con nosotros, Viajes Camino de Santiago: así podrás despreocuparte de la planificación y asegurarte de vivir este momento único de la mejor manera posible.



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