Vivir la experiencia de hacer el Camino de Santiago con ilusión y muchas ganas es la tónica general de todos los peregrinos. Como todo viaje, las expectativas son siempre positivas, además del componente de aventura que tiene caminar al aire libre. Sin embargo, hay días y días, y a veces, como en nuestra rutina diaria, podemos tener un mal día en el Camino de Santiago. Sí, uno de esos en los que te levantas con el pie izquierdo… Parece que el mundo y los elementos están en tu contra y ves venir un mal día en Camino.
Que haya mal tiempo, sentirse cansado, recibir una mala noticia, etc… ¿Qué pasa si tengo un mal día en el Camino de Santiago? ¿Cómo superar una jornada que empieza mal? En este artículo te daremos consejos para afrontar un mal día en el Camino y todo el apoyo moral para que no te desanimes.
Conversa con otros peregrinos
Cuando te enfrentes a un día difícil en el Camino de Santiago no subestimes el poder de una buena conversación. En los senderos a Santiago siempre encontrarás otros peregrinos, y hablar con ellos puede ser una fuente de consuelo y motivación. Es más, incluso ellos tienen o han tenido un mal día, y ambos podéis ayudaros y aprender juntos.
Las rutas jacobeas están llenas de personas de todo el mundo, cada una con su propia historia y experiencias. Compartir tus preocupaciones o simplemente charlar con otros peregrinos sobre temas importantes o ligeros puede aliviar tu estado de ánimo y darte una perspectiva diferente. Eso es parte del espíritu del Camino y del lema y antiguo saludo de todo buen peregrino: ultreia et suseia. Así es, querido peregrino: el ánimo, como el Camino y la vida, siempre hacia adelante y hacia arriba.
Descansa y aliméntate bien
Uno de los consejos más importantes a la hora de hacer el Camino: descansar mucho de noche y estar bien alimentado. Y recuerda: antes, durante y después de la etapa. El cansancio y el hambre pueden empeorar cualquier situación. Si te sientes mal durante la etapa, busca un lugar cómodo para descansar, tomar aire y recuperar fuerzas con un snack o una comida nutritiva. No olvides, además, hidratarte adecuadamente y beber con frecuencia: cuida tu salud y escucha a tu cuerpo, que cuando suda te está pidiendo agua.
En todas las rutas jacobeas encontrarás fuentes, tiendas, bares y restaurantes donde puedes reponer energía. A veces, un breve descanso y un bocado pueden hacer una gran diferencia en cómo te sientes. Y en el peor de los casos (te quedas sin agua o comida, perdiste la cartera, etc…) pide ayuda a peregrinos o a los locales. Si estás haciendo el Camino en solitario, en realidad nunca estarás solo.
Busca la belleza de los pequeños detalles
En los días difíciles del Camino, trata de cambiar la perspectiva negativa e intenta buscar lo positivo: mejor un vaso medio lleno que medio vacío. Disfruta de los pequeños detalles que hacen de la peregrinación algo especial: la belleza del Camino también está en los ojos de quien lo mira. “La belleza exterior es la parte visible de la belleza interior. Y se manifiesta por la luz que sale de los ojos de cada uno”. Sigue este consejo de uno de los peregrinos más ilustres y famosos, Paulo Coelho: sé como él.
Una flor al borde del sendero, el encanto de los pueblos, el sonido del viento entre los árboles, una manada de animales con sus crías… El Camino es un tesoro de experiencias sensoriales y espirituales que a veces no valoramos: apreciarlas es lo que hacen del Camino un viaje transformador. Prestar atención a estos pequeños placeres puede ayudarte a cambiar tu estado de ánimo y darte la fuerza para seguir adelante.
Acepta que puedes estar mal
Reconocer que estás teniendo un mal día es el primer paso para superarlo. Hacer el Camino de Santiago es un desafío tanto físico como mental, para el que hay que estar bien preparado. Está bien sentirse agotado, frustrado o triste, somos humanos y es normal. Aceptar tus emociones, en lugar de luchar contra ellas, puede ser liberador y un paso importante para superarlas.
Un “día de perros”, como se dice coloquialmente, lo tiene cualquiera. No le des mayor importancia: párate, reflexiona y sigue adelante. Como dijimos líneas arriba, puedes conversar con otros peregrinos o apoyarte en tus compañeros de ruta si haces el Camino en grupo. Y si así lo sientes y puedes, date un día de descanso.
Deja tu orgullo de lado y pide ayuda
Si las cosas se ponen realmente difíciles, no dudes en pedir ayuda, ya sea asistencia médica, orientación en el Camino o incluso llamar un taxi. Es mejor ponerse rojo que verde, es decir, más vale prevenir que lamentar: la comunidad peregrina es conocida por su solidaridad y apoyo mutuo. Deja tu orgullo de lado y pide ayuda: es un acto de valentía y sabiduría, el mejor consejo para el Camino y para la vida.
Ante un mal día en Camino, más actitud peregrina
Recuerda, cada paso en el Camino de Santiago es parte de una experiencia más grande. Si estás planeando hacer una ruta a Santiago o ya estás en Camino, esperamos que estos consejos te ayuden a afrontar un mal día. ¡Ánimo, cada paso te acerca a tu destino! Recuerda el dicho: sin dolor, no hay gloria. Y si te gustó este artículo, no olvides aplicarlo en tu experiencia o con tus amigos peregrinos. ¡Buen Camino, siempre!
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