Son muchas las tradiciones y ritos que realizan los peregrinos durante el Camino de Santiago, como dejar piedras, cruces, recuerdos, frases o imágenes sobre mojones. No solo durante, sino también al finalizar el Camino, como despojarse de las viejas ropas, quemar las botas y celebrar la llegada fundiéndose en abrazos. Y hablando de abrazos, uno de los rituales más antiguos, simbólicos y emotivos para los peregrinos es el abrazo al Apóstol Santiago. En este artículo profundizaremos sobre el significado de este rito y tradición indispensable al completar cualquiera de las rutas jacobeas.
¿Dónde se ubica la estatua del abrazo a Santiago en la Catedral?
Dentro de la Catedral de Santiago hay muchas representaciones en pintura y escultura de Santiago, que además tiene tres versiones iconográficas: Apóstol, Peregrino y Soldado. La que nos interesa, la estatua del abrazo a Santiago, es su versión como Peregrino. Dicha imagen se encuentra tras el altar mayor de la Catedral de Santiago de Compostela, concretamente en el espacio denominado camarín.
Esta estancia, el camarín, está elevada sobre la cripta y Tumba del Apóstol, y es una obra barroca del siglo XVIII. Tiene dos puertas a ambos lados, ambas con sendas escaleras, siendo una el acceso y otra la salida. Generalmente, los peregrinos y visitantes de la Catedral realizan el recorrido ritual de visitar la Tumba del Apóstol y después dar el abrazo a Santiago.
El aspecto de la estatua
La estatua del Apóstol Santiago es una obra de arte impresionante. Se trata de una escultura en piedra policromada de Santiago sedente en su versión de Peregrino. Consecuentemente, la imagen lleva la esclavina de peregrino, un nimbo adornado con la concha de vieira y el báculo o bordón de peregrino.
En cuanto a su rostro, la imagen transmite una sensación de serenidad y acogida, invitando a los peregrinos a cumplir con el rito del abrazo. El sentimiento que provoca es de cercanía y amistad, tanto que muchos peregrinos musitan y conversan brevemente con él, seguramente en clave de gratitud.
Origen e historia del abrazo a Santiago
Hay constancia de que este rito se viene realizando desde principios del siglo XIII, una vez finalizadas las obras de la Catedral. La autoría de la escultura se atribuye a los alumnos del taller del Maestro Mateo, autor del espectacular Pórtico de la Gloria. El origen de este acto está motivado por el afán de sentir más de cerca a Santiago. Poder abrazar al Apóstol Santiago y gozar de una cercanía física e íntima con él es la mejor forma de venerarle.
La estatua fue objeto de añadidos y reposiciones posteriores, como consecuencia del desgaste que fue sufriendo la estatua tras millones de abrazos peregrinos. Es el caso de la esclavina de plata con piedras preciosas símbolos jacobeos y militares engastados, que además sufrió robos de algunas de sus piezas. Esta esclavina, fechada en 1704, fue sustituida por una réplica en 2004, y hoy se puede contemplar la original en el Museo de la Catedral. Además de la esclavina, el nimbo, el trono de plata y el báculo fueron añadidos también en el siglo XVIII.
¿Qué simboliza abrazar al Santo Santiago?
Al llegar a la Plaza del Obradoiro, todo peregrino entra en la Catedral y visita la Tumba de Santiago, propósito original de la peregrinación jacobea. No obstante, y desde hace muchos siglos, el rito de abrazar la estatua de Santiago hace más tangible la experiencia de venerar al Apóstol.
Este gesto tiene un significado profundo para los peregrinos de todo el mundo, ya sea el motivo de la peregrinación de carácter religioso o no. El abrazo al Apóstol Santiago representa no solo el final de un largo viaje físico, sino también un encuentro espiritual único.
El acto de abrazar al Santo Santiago es más que un simple gesto físico: es un momento cargado de emoción y significado. Para muchos, representa la culminación de un viaje transformador, una forma de agradecimiento por las experiencias vividas y las lecciones aprendidas a lo largo del Camino. También es un momento de reflexión personal, de conexión espiritual y de sentir la presencia y el apoyo del Apóstol.
El abrazo a Santiago simboliza, en definitiva, la superación de desafíos, la perseverancia y la consecución de un objetivo largo y a menudo difícil. Es un acto de fe y devoción, que refuerza la conexión entre el peregrino y la tradición jacobea, y es y será un momento inolvidable en la vida de todo peregrino.
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