Sentir la arena fresca bajo los pies después de una etapa es uno de esos placeres que solo ofrecen las variantes costeras del Camino de Santiago. El Atlántico y el Cantábrico te regalan yodo para los músculos cansados, horizontes inmensos para la mente y puestas de sol que se clavan en la memoria. Si vas a hacer el Camino en verano, hemos preparado esta guía —ruta a ruta y playa a playa— para que sepas dónde zambullirte sin desviarte (demasiado) de la concha y flecha amarilla.

Los paisajes de playa del Camino son un ingrediente más para recorrerlo
Las playas en el Camino de Santiago
El Camino de Santiago tiene mil caras… y muchas de ellas con vistas al mar. Pero ojo, que no todas las rutas jacobeas te regalan arena y salitre. El Camino Francés, por ejemplo, el más popular de todos, va de interior en interior —¡vaya, vaya, aquí no hay playa!— aunque a cambio ofrece ríos, pozas y hasta piscinas naturales donde también se agradece un buen chapuzón.
Sin embargo, si lo tuyo es caminar con el rumor de las olas cerca, respirar brisa atlántica y cantábrica y darte un baño reparador tras cada etapa, entonces lo tuyo es la costa. El repertorio de playas en el Camino de Santiago es muy amplio, pues estamos hablando de cientos de kilómetros de costa peregrina. Así, os daremos una selección de 3 playas por ruta, aquéllas que conjuguen paisaje y servicios, y no estén muy a desmano. Prepara chanclas, toalla ligera y ¡a por ese baño reparador a través de las rutas jacobeas playeras!

Nuestra selección de playas en el Camino de Santiago
Camino Portugués de la Costa
El Camino Portugués de la Costa desde Oporto, asomado al océano Atlántico, es un festival de playas… hay tantas donde escoger, ¡que es muy difícil!
Praia da Apúlia
La Praia da Apúlia, llegando a Esposende, es una de las playas más bonitas del Camino Portugués por la Costa. Sus dunas, molinos de viento tradicionales y su arena blanca la convierten en un lugar perfecto para descansar durante la etapa. Es ideal para refrescarse en el mar, caminar descalzo por la orilla o simplemente sentarse a contemplar las olas. Además, en el pueblo se puede comer buen pescado fresco y disfrutar del ambiente tranquilo y marinero. Una parada breve… pero que deja huella.

Peregrinos disfrutando el paisaje dunar y tradicional del norte de Portugal en el Camino Portugués de la Costa
Praia de Vila Praia de Âncora
Justo al terminar la etapa que une Âncora con Caminha el Camino Portugués de la Costa pisa el paseo marítimo de Vila Praia de Âncora y se funde con su arenal de casi un kilómetro. Arena dorada, oleaje moderado gracias a los espigones y un pequeño puerto pesquero que sirve de abrigo natural. Puedes dejar la mochila junto a la pasarela de madera y zambullirte sin desvíos, pues las flechas amarillas discurren literalmente a un paso de la orilla. En verano suele haber socorristas y un par de cafés con terraza donde reponer energías con una bifana o un zumo natural antes de cruzar el Miño rumbo a Galicia. Perfecta para quienes buscan un baño cómodo sin alterar el ritmo de la etapa y una postal marinera que combina redes, barcas y el Atlántico en calma.

Peregrino llegando a Vila Praia de Âncora
Praia América
Una vez coronada la fortaleza de Baiona y dejada atrás la Virgen de la Roca, el Camino se funde con una recta de dos kilómetros de arena fina que une Panxón con Nigrán. Praia América es bandera azul y cuenta con duchas, restaurantes y un paseo sombreado perfecto para estirar gemelos. El trazado oficial la atraviesa de lado a lado, así que basta con descalzarse cuando la arena lo pida.

Peregrinos en playa América
Camino del Norte
El Camino del Norte desde Irún tampoco se queda corto, con todas las hermosas playas del mar Cantábrico.
Playa de la Concha
En cuanto el Camino baja desde Igeldo hacia San Sebastián, la barandilla blanca y el aristocrático paseo de La Concha se adueñan del horizonte. Son más de un kilómetro de arena finísima y aguas mansas gracias a la isla de Santa Clara, un lujo para las piernas cansadas después de la cuesta de Orio. Basta seguir las flechas hasta el Ayuntamiento y girar unos metros: la playa está literalmente a un paso. Duchas, socorristas y terrazas de pintxos completan el plan, aunque conviene madrugar si quieres un rincón tranquilo—por la tarde La Concha se llena de donostiarras tomando el sol como si fuera un salón al aire libre.

Playa de la Concha
Playa de Laredo
Apodada La Salvé, es un arenal interminable —casi cinco kilómetros— que arranca junto al casco histórico de Laredo y se estira hasta la Punta del Brusco. El Camino atraviesa el viejo puerto y, con solo cruzar dos calles, ya puedes quitarte las botas y caminar por la orilla mientras la marea sube despacio. Oleaje moderado, escuelas de windsurf, duchas y un paseo marítimo repleto de heladerías para reponer fuerzas. Ideal para un chapuzón seguro y para esos peregrinos que disfrutan sumando kilómetros… pero descalzos y sobre arena.

Playa La Salve de Laredo
Playa de las Catedrales
Emblema absoluto de la costa lucense, con arcos de pizarra que recuerdan a naves góticas. Está a diez kilómetros del albergue de Ribadeo; la opción más cómoda es compartir taxi o subir al bus local y planificar la visita en marea baja. En verano y Semana Santa se necesita reservar acceso gratuito. Y es que, caminar bajo los arcos naturales al atardecer vale cada minuto extra.

Playa de las Catedrales
Camino de Finisterre y Muxía
En las primeras etapas del Camino de Finisterre y Muxía, de interior, no hay playas, pero al llegar a Cee, Corcubión, Finisterre, Lires y Muxía, comienza una sucesión de hermosas playas de la Costa da Morte.
Praia de Estorde
A medio camino entre Cee y Sardiñeiro, el propio trazado jacobeo serpentea paralelo a esta playa resguardada dentro de la ría de Corcubión. Arena blanca y fina, aguas tranquilas y un suave oleaje que contrasta con la bravura de otras playas cercanas como Mar de Fóra o Rostro: aquí sí puedes darte un baño seguro para relajar piernas después de la etapa. Hay duchas públicas, un par de mesones donde saborear pescado de la ría y, si llegas al atardecer, la luz se refleja en la bahía como un espejo dorado.

Playa de Estorde, desde donde ya se divisa el cabo y faro de Finisterre, al fondo de la imagen
Praia de Langosteira
Dos kilómetros antes de coronar el faro de Fisterra, el Camino desemboca en esta lengua de arena blanca de casi dos kilómetros. Agua tranquila gracias a la protección del cabo, restaurantes y hostales a pie de playa y el ritual jacobeo de sumergirse para “renacer” antes de llegar al kilómetro 0 en el cabo Finisterre, que hace que sea una de las playas en el Camino de Santiago más legendarias.

Playa de Langosteira, en el Camino a Finisterre
Praia de Lires
La etapa intermedia hacia Muxía baja hasta este estuario sereno donde el río Castro se encuentra con el mar. Arena fina, aguas templadas y un bar sobre la playa. El Camino cruza la aldea y en cinco minutos de senda arenosa estás en la orilla viendo cómo el sol se esconde detrás de los acantilados.

Entre Finisterre y Muxía, en el corazón de la Costa da Morte, las vistas a las playas son una constante
Camino Inglés
En el Camino Inglés, sobre todo desde Ferrol, aunque también desde A Coruña, podemos disfrutar de algunas playas de las Rías Altas.
Praia da Magdalena
Antes de cruzar el puente medieval de Pontedeume, la ruta discurre cerca de este arenal familiar con pinos de sombra, playa y chiringuitos donde relajarse. Incluso, en un extremo aceptan perros, por si haces el Camino con tu perro.

Vista de la Ría de Pontedeume y el inicio de la Praia da Madalena
Praia de Miño
A las afueras del centro urbano encontramos esta playa ancha de aguas tranquilas. Luce duchas, supermercados y un paseo nuevo que conecta de vuelta con las flechas amarillas sobre la marisma.

Praia de Miño
Playas de Riazor y Orzán
Quienes eligen la variante que parte de A Coruña comienzan la primera etapa con las olas rompiendo a su paso. Más de mil metros de arena urbana, servicios a rabiar y la Torre de Hércules al fondo.

Playa del Orzán
Variante Espiritual del Camino Portugués
En la Variante Espiritual del Camino Portugués, entre Combarro y Vilanova de Arousa podrás chapotear o darte un baño entre dos de las Rías Baixas, la de Pontevedra y la de Arousa.
Praia do Padrón
En pleno casco histórico de Combarro, justo donde los hórreos casi tocan el agua, se esconde esta playa diminuta de arena y cantos rodados. Con marea alta apenas queda un puñado de metros para tumbarse; con marea baja aparece una lengua de arena perfecta para remojar pies y fotografiar los hórreos reflejados en la ría. El baño es tranquilo gracias a la protección del puerto y el muelle cercano, así que basta una toalla de microfibra para disfrutar de un descanso corto antes de perderse por las callejuelas empedradas y reemprender la Variante Espiritual.

Puerto de Combarro
Praia de O Terrón
Tras descender del Monasterio de Armenteira y antes de embarcarte en la “Traslatio” fluvial por la ría de Arousa, la etapa costea esta ensenada tranquila de tres kilómetros unida al pueblo por pasarela y carril bici. Zona perfecta para kayak o paddle surf al atardecer, con el monte da Curota dibujado en la lejanía.

Peregrinos llegando a Vilanova de Arousa
Praia de As Sinas
Este es un arenal de arena blanca y aguas mansas dentro de la ría. Son casi dos kilómetros de playa poco profunda, perfecta para zambullirse sin preocuparse por el oleaje y para pasear entre pinares sombreados si aprieta el sol. Hay duchas, un paseo de madera y algún chiringuito donde pedir una empanada de zamburiñas antes de seguir rumbo a Pontevedra. Ideal para relajar piernas y contemplar las bateas de mejillón que salpican el horizonte.

Playas de la ría de Arousa
¡Date un chapuzón y disfruta de las playas en el Camino de Santiago!
Guarda siempre una toalla de microfibra y unas chanclas en la mochila: pesan poco y te abren las puertas de un “spa” natural cuando menos lo esperas. Además, ¿te imaginas encontrar una concha de vieira, la concha del peregrino, en su estado natural? ¡Ese sería un gran recuerdo y broche de oro a tu experiencia peregrina! Así que ya sabes: si necesitas que organicemos todo lo que necesites para tu Camino playero en verano, aquí estamos para ayudarte. ¡Buen Camino y a disfrutar de cada ola!
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