La Catedral de Santiago de Compostela, como bien sabrás, es el destino de los peregrinos que recorren el Camino de Santiago. Desde la Edad Media, ha sido un lugar sagrado donde la tradición dice que descansan los restos de Santiago el Mayor. Sin embargo, a lo largo de los siglos, la autenticidad de esta tradición ha sido, y sigue siendo, objeto de debate. En este artículo exploramos los detalles históricos, las leyendas y las teorías que rodean la figura de Santiago y su supuesta tumba en Compostela.

Tumba del Apóstol Santiago, que lleva siglos esperándote
La tradición medieval
Es curioso cómo la vida de Santiago el Mayor se desarrolla en el siglo I, en la todavía Edad Antigua, pero el descubrimiento de su tumba y el origen y desarrollo de su culto en Santiago de Compostela y Galicia no ocurre hasta al menos 800 años después de su muerte, ya en la Edad Media. A pesar de que a día de hoy no se puede probar con certeza que los restos contenidos en la tumba del Apóstol sean de él, la tradición medieval, con su descubrimiento o Inventio, consolidó la creencia de que sus reliquias descansaban allí, dando origen a un culto que atrajo y atrae hoy en día a miles de peregrinos a través de las rutas jacobeas.
El Apóstol Santiago en Hispania y Galicia
Santiago el Mayor fue uno de los doce apóstoles de Jesús y un testigo cercano de su vida y milagros. Después de la muerte de Cristo, se cree que Santiago predicó en Hispania. De vuelta a su tierra, y tras su martirio en Jerusalén, su cuerpo fue, según la tradición, transportado por sus discípulos Teodoro y Atanasio hasta Galicia, en la llamada Traslatio, y donde supuestamente se enterró junto a ellos en un lugar que luego sería identificado como Santiago de Compostela.

Alfonso II el Casto
Origen del culto al Apóstol
Según la tradición, en el año 813, el ermitaño Pelayo, que habitaba donde hoy se levanta la iglesia de San Fiz de Solovio, en el casco histórico de Santiago, recibió una señal divina en forma de una estrella que iluminaba el lugar de Libredón. Al seguir esa señal, descubrió un sepulcro en un arca de mármol, que se creía que contenía los restos de Santiago el Mayor. Este descubrimiento, conocido como la Inventio, se completa con la visita del obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien comunicó la noticia al rey Alfonso II el Casto, el monarca de Asturias. Este rey, tras conocer el descubrimiento de la tumba de Santiago, decidió viajar al lugar. Entre los años 813-820, la tradición dice que Alfonso II recorrió a pie la ruta desde Oviedo hasta Santiago de Compostela, convirtiéndose en el primer peregrino de la historia del Camino de Santiago. Y de hecho, esta es también la historia del Camino Primitivo, la primera ruta en nacer.
Su viaje no solo sirvió para confirmar el hallazgo, sino que también contribuyó a promover el culto al apóstol Santiago. Y es que tras estos sucesos, la figura de Santiago fue muy relevante en la Edad Media, especialmente en la lucha contra los musulmanes. Durante la conocida como “Reconquista”, Santiago fue considerado el símbolo de la victoria cristiana, conocido como Santiago Matamoros. Recordemos que a Santiago se le suele representar como Apóstol, Peregrino y Soldado a caballo: de ahí que la Cruz de Santiago, uno de los símbolos del Camino, tenga forma de espada. Esta leyenda creció con el tiempo, reforzando la idea de su presencia en Galicia y su vinculación con la victoria de los cristianos.

Cruz de Santiago
Una primera teoría distinta: Prisciliano
Una figura a tener en cuenta es Prisciliano, un obispo gallego del siglo IV que fue condenado por herejía, a pesar de que llegó a ser prelado de Ávila. Prisciliano, a quien se debe la herejía del Priscilianismo, consiguió asociar Galicia con un centro de peregrinaje cristiano, ya que se considera que Prisciliano también fue enterrado en la región: martirizado en Tréveris bajo el mandato del emperador Maximiniano, sus restos, al igual que los de Santiago, también serían trasladados posteriormente por sus discípulos a Galicia.
Algunos historiadores sugieren que el culto a Santiago podría haberse inspirado en la figura de Prisciliano, y que la posterior identificación de los restos de Santiago en Compostela pudo haber sido una forma de consolidar el poder religioso en la región. Su figura y su martirio motivaron el desarrollo de su devoción en Galicia, creando las bases para que el culto a Santiago cobrara fuerza siglos después.

A pesar de haber sido obispo de Ávila, Prisciliano fue perseguido y martirizado por hereje
Las teorías negacionistas de la Edad Moderna
A pesar de la devoción popular, las dudas sobre la autenticidad de los restos de Santiago han existido desde tiempos antiguos. En la Edad Moderna, figuras como Martín Lutero y Erasmo de Róterdam pusieron en duda la veracidad de la tradición. Lutero, en particular, criticaba la veneración de reliquias, argumentando que muchas de ellas eran inventadas para atraer peregrinos y recursos a la Iglesia. Además, denunciaban que muchos de los que peregrinaban a Compostela eran “falsos peregrinos”, personas pobres que decidían hacerse pasar por peregrinos y viajar simplemente por el hecho de sobrevivir, dada la caridad debida al peregrino; muchos, además, incluso aprovechaban para asaltar y robar a otros.

Imagen de antiguos peregrinos
Además, “para más INRI”, a partir de finales del siglo XVI, los peregrinos que llegaban a Santiago se encontraban con que no podían ver las reliquias del Apóstol. Sus restos fueron ocultados para evitar que fuesen destruidos por los saqueos de los ingleses, quienes, tras la derrota de la Armada Invencible, atacaron el norte de España. Según la tradición, el arzobispo de Santiago de aquel entonces decidió esconder los restos en un lugar secreto para protegerlos, y con el paso del tiempo la ubicación exacta cayó en el olvido: durante los tres siglos siguientes, los restos de Santiago permanecieron perdidos.
La falta de evidencia concreta sobre los restos de Santiago, sumada al paso del tiempo y la falta de documentación fiable, llevó a muchos a cuestionar la autenticidad de la tumba. Otros estudiosos sostienen que el culto a Santiago pudo haber sido creado como una forma de impulsar la cristianización de la región y de consolidar la importancia de Galicia como lugar de peregrinaje.

Urna con las reliquias de Santiago Zebedeo
El redescubrimiento de los restos del Apóstol en el siglo XIX
En el siglo XIX, concretamente tras las excavaciones realizadas en 1879, se reafirmó la creencia de que los restos del apóstol descansaban en la catedral de Santiago de Compostela. Durante estos trabajos, se encontraron restos humanos que, según la tradición, corresponderían a los del Apóstol. A pesar de la falta de pruebas científicas definitivas, el redescubrimiento de la tumba en el siglo XIX renovó la devoción hacia el apóstol.
Historiografía reciente sobre la tradición del Apóstol
La historiografía sobre la figura de Santiago y su posible presencia y culto en Compostela es amplia y ha sido objeto de numerosos estudios. En la Edad Media, el culto a Santiago fue central para la cristianización de la península ibérica, y la ruta de peregrinación hacia su tumba se convirtió en uno de los principales ejes de la vida religiosa europea. En los tiempos modernos, la historiografía sobre Santiago ha sido más crítica, como podemos saber leyendo muchos de los ensayos y libros sobre el Camino de Santiago que existen.
Los estudios contemporáneos tienden a interpretar el culto a Santiago más como un fenómeno de consolidación política y religiosa, en lugar de una pura tradición histórica basada en hechos verificables. Sin embargo, la devoción sigue siendo una parte fundamental del patrimonio espiritual y cultural del Camino de Santiago, que sigue siendo uno de los tres centros de peregrinación más importantes de la Cristiandad.

Los ensayos históricos sobre el Camino de Santiago investigan sobre sus luces y sombras
Enterramientos documentados en la Catedral de Santiago
Por supuesto, y esta vez sí con evidencias arqueológicas e históricas, en la Catedral hay varios enterramientos de personalidades históricas en diferentes áreas del templo. Asimismo, hay muchas personas anónimas en el cementerio romano y la necrópolis sueva bajo el suelo de la catedral, con docenas de tumbas y lápidas de entre 13 y 19 siglos de antigüedad, que hoy es solo accesible a investigadores.
Ya en la planta de la Catedral, en las varias capillas también hay sepulcros, generalmente de religiosos:
- Capilla de Santa Fe, sepulcro de Don Diego de Castilla (Maestrescuela), obra del Maestro Arnau, de 1521.
- Capilla del Cristo de Burgos, con lo sepulcros del Cardenal García Cuesta y el Cardenal Carrillo.
- Capilla de las Reliquias, con los restos de Santiago Alfeo y decenas de santos.

Relicario de Santiago Alfeo
Por supuesto, señalar la Lauda del Obispo Teodomiro, protagonista del descubrimiento de los restos del Apóstol, que se encuentra también en el interior de la Catedral. Y además de en las capillas, el Panteón Real de la Catedral de Santiago acoge a reyes y nobles:
- Sepulcro atribuído a Raimundo de Borgoña, Conde de Galicia (1065 – 1107).
- Sepulcro de Pedro Froilaz, Conde de Traba (ca. 1075 – 1126).
- Sepulcro de la Reina Berenguela (1108 – 1149).
- Sepulcro de la Reina Juana de Castro (principios del siglo XIV – 1374).
- Sepulcro tradicionalmente atribuído a Alfonso VIII (IX) (1171 – 1230).
- Sepulcro tradicionalmente atribuído a Fernando II (1137 – 1188).

Estatua sedente del Apóstol Santiago
La pregunta de quién está realmente enterrado en la tumba del Apóstol Santiago de la Catedral de Santiago de Compostela sigue siendo un misterio sin resolver. Si bien la tradición sostiene que los restos pertenecen a Santiago el Mayor, la falta de evidencia científica ha dejado abierta la puerta a diversas interpretaciones. Lo cierto es que el Camino de Santiago sigue siendo un símbolo de fe, historia y cultura, y, aunque no podamos confirmar la identidad de los restos en la catedral, lo que realmente importa es la influencia que tuvo esta ruta de peregrinación en la historia de la Europa medieval y el profundo significado religioso espiritual que este lugar sigue teniendo para los peregrinos que recorren su senda. Si quieres, puedes descubrirlo haciendo el Camino de Santiago con nosotros.
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