Lleva siglos inspirando a viajeros de todo el mundo y, según una encuesta reciente elaborada por nosotros, el Camino de Santiago sigue dejando una huella profunda en quienes lo recorren. Más de 5.000 peregrinos de diversas nacionalidades –predominantemente españoles, pero también desde guatemaltecos hasta filipinos– han compartido sus vivencias.

¿El resultado? Un retrato cálido y lleno de matices de lo que significa recorrer una ruta jacobea en pleno siglo XXI. Los datos hablan de una experiencia mayoritariamente positiva, enriquecedora y recomendada por casi todos, pero también desvelan curiosidades sobre las diferentes rutas, las motivaciones que empujan a echarse a andar y las lecciones de vida que quedan tras la peregrinación.

Peregrinos en el Camino

Peregrinos en el Camino

Peregrinos de todas las edades y rincones del mundo

El perfil de los participantes en la encuesta muestra una comunidad diversa de unas 5.000 personas, unida por la pasión de caminar hacia Santiago. Más de 3 de cada 5 encuestados eran españoles, un 70%, lo que se traduce en algo más de 3.600 peregrinos nacionales, acompañados por un contingente internacional de más de un millar de personas de más de veinte nacionalidades distintas (con presencia notable de latinoamericanos de países como Argentina, México, Uruguay o Venezuela, junto a europeos de Italia, Reino Unido, Alemania, etc.). Esta mezcla de orígenes refleja que el Camino mantiene su atractivo global, aunque sigue siendo especialmente querido dentro de España.

Nacionalidad de los peregrinos encuestados

Nacionalidad de los peregrinos encuestados

En cuanto a la edad, el Camino parece atraer especialmente a los adultos de mediana edad y mayores. Más de la mitad de los encuestados, un 50% largo, tienen 55 años o más, y otro 27% largo, están en la franja de 45-54 años. Es decir, alrededor de un 78% de los peregrinos son mayores de 45. Lejos de ser una actividad solo para jóvenes aventureros, la peregrinación se consolida como una experiencia popular también entre personas cercanas a la jubilación o ya jubiladas, que cuentan con tiempo y ganas de vivir esta aventura. Los grupos de 35-44 años y 25-34 años representan cada uno cerca de un 10% de los caminantes respectivamente, y apenas un 2% de los participantes eran menores de 25 años. En otras palabras, hay peregrinos de todas las edades, pero destacan los veteranos, demostrando que nunca es tarde para calzarse las botas y emprender el Camino.

Edad de los peregrinos encuestados

Edad de los peregrinos encuestados

La participación por género resultó muy equilibrada: un 51% mujeres y un 49% hombres aproximadamente, en línea con la paridad que se observa también sobre los senderos jacobeos. El Camino parece ser igualmente atractivo e inclusivo para peregrinas y peregrinos por igual.

Peregrinos encuestados según género

Peregrinos encuestados según género

Otro dato interesante es la experiencia previa en el Camino que tenían los encuestados. Más de la mitad (alrededor del 51%) han hecho el Camino al menos una vez. Un grupo muy significativo, cerca del 33%, ya repetía aventura con 2 a 3 Caminos realizados, y un apasionado 15% ¡lo había hecho en más de 3 ocasiones! Incluso unos pocos, alrededor del 1%, contestaron que aún no lo habían hecho pero estaban planificándolo, lo cual muestra la ilusión de futuros peregrinos. Esto indica que, para muchos, el Camino de Santiago no es cosa de una sola vez: engancha. Quienes lo prueban suelen querer repetir, ya sea para revivir la magia, explorar rutas distintas o profundizar en su crecimiento personal. Y es que son numerosos los veteranos que afirman que cada Camino es único, aportando algo nuevo en cada peregrinación.

¿Cuántas veces has hecho el Camino de Santiago?

¿Cuántas veces has hecho el Camino de Santiago?

¿Qué motiva a caminar cientos de kilómetros hasta Santiago?

Una de las preguntas clave de la encuesta fue ¿por qué decidiste hacer el Camino de Santiago? Las respuestas revelan un abanico de motivaciones donde los elementos espirituales conviven con razones más terrenales. Lejos de haber una única causa, muchos peregrinos señalaron varias motivaciones a la vez, pintando una imagen rica de las fuerzas que los pusieron en marcha.

¿Por qué decidiste hacer el Camino de Santiago?

¿Por qué decidiste hacer el Camino de Santiago?

Como se observa, la motivación más citada, por casi la mitad de los participantes (alrededor de un 47%), fue el deseo de disfrutar del viaje en sí, es decir, el turismo, la naturaleza y los paisajes del Camino. En efecto, son miles los peregrinos que ven esta ruta como una oportunidad de conocer pueblos y gentes, admirar la belleza rural de España y sumergirse en la naturaleza a un ritmo pausado. La segunda razón más común, mencionada por un 43% de los encuestados, apunta a una necesidad de desconexión y cuidado de la salud mental. El Camino ofrece una ruptura con la rutina diaria, alejándose del estrés del trabajo y la ciudad, permitiendo desconectar del mundo moderno para reconectar con uno mismo. Este factor terapéutico –de caminar, pensar, meditar– ha cobrado mucha importancia en tiempos recientes, y muchos peregrinos hablan del Camino como un “reset” mental y emocional.

Muy cerca en el ranking (un 38% de respuestas) aparece la motivación de la superación personal y el reto deportivo. No deja de ser una travesía física de cientos de kilómetros, y para numerosos caminantes supone un desafío que quieren afrontar para probar sus límites, mejorar su forma física o simplemente demostrarse que son capaces de lograrlo. “Es un desafío personal”, comentan algunos, combinando a veces ese afán de reto con el disfrute deportivo de caminar o andar en bici largas distancias.

Por otro lado, prácticamente 1 de cada 3 peregrinos (32%) emprendió la ruta movido por una búsqueda espiritual o religiosa. Si bien el aspecto espiritual sigue siendo un pilar del Camino (no en vano es una peregrinación histórica hacia la tumba del Apóstol), resulta notable que queda por detrás de las motivaciones más mundanas como el turismo, la desconexión o el desafío físico. Esto refleja cómo el Camino de Santiago hoy en día trasciende lo puramente religioso: muchos lo recorren por motivos personales que pueden incluir espiritualidad, pero no exclusivamente.

Peregrino

Peregrino en búsqueda interior

Para algunos, la espiritualidad es central –hablan de “buscar algo” en su interior o de cumplir promesas y votos religiosos–, mientras que para otros el Camino es más una experiencia cultural, deportiva o social. En cualquier caso, esa dimensión trascendente sigue presente para una porción importante de peregrinos, manteniendo viva la mística del Camino.

Finalmente, en mucha menor medida, alrededor del 11% mencionó la recomendación de otras personas o la tradición familiar como motivo principal. Es decir, unos pocos cientos de peregrinos conocieron el Camino gracias al consejo de amigos o familiares, o siguen una tradición (por ejemplo, padres que lo hicieron y animaron a sus hijos a hacerlo). Aunque es la opción menos citada, no deja de ser significativa: el boca a boca y la fama del Camino continúan atrayendo gente nueva, si bien la mayoría llega por voluntad propia en busca de algo personal.

En resumen, las motivaciones combinan lo externo (ver mundo, hacer turismo, cumplir una costumbre) con lo interno (buscar paz mental, retos personales, crecimiento espiritual). Muchos peregrinos señalaron un cóctel de razones: de hecho, era frecuente que alguien marcara dos o tres de las categorías anteriores juntas. Por ejemplo, turismo y naturaleza + reto deportivo, o desconexión + espiritualidad. Esto sugiere que el Camino satisface múltiples anhelos a la vez: es viaje, es reto, es retiro, todo en uno. Como comenta una peregrina, “tenía ganas de vivir la experiencia y encontrarme a mí misma, a la vez que conocer lugares nuevos”, combinando aventura exterior con exploración interior.

Una experiencia enriquecedora: sensaciones durante el Camino

Una vez en marcha, ¿cómo describen los peregrinos su experiencia general en el Camino de Santiago? Los resultados de la encuesta aquí son rotundos y reconfortantes. Prácticamente todo el mundo la vivió de forma positiva. Se ofreció a los participantes una serie de palabras o frases para caracterizar su vivencia, y podían escoger múltiples descripciones. Las más elegidas dibujan un panorama muy entusiasta: la mayoría encontró en el Camino algo relajante, enriquecedor, desafiante y transformador a la vez.

¿Cómo describirías tu experiencia en el Camino de Santiago?

¿Cómo describirías tu experiencia en el Camino de Santiago?

La sensación más extendida es la de un Camino relajante, de reconexión personal, opción marcada por algo más de la mitad de los peregrinos. Paradójicamente, caminar decenas de kilómetros al día no impidió que un 51% sintiera la experiencia como relajante; al contrario, la desconexión de las preocupaciones cotidianas y el ritmo sencillo de etapa tras etapa ayuda a muchos a calmar la mente. Esa reconexión con uno mismo aparece como uno de los grandes regalos del Camino.

En segundo lugar, un 37% describió su viaje como espiritualmente enriquecedor. Aquí nuevamente vemos que, más allá de religiones concretas, una buena parte de los peregrinos halla en la ruta una nutrición para el alma: ya sea mediante la introspección, las conversaciones profundas con otros caminantes, las visitas a lugares sagrados o simplemente el tiempo para la reflexión, el Camino enriquece el espíritu. Muchos hablan de sentirse “renovados por dentro” al llegar a Santiago.

Muy ligada a esa renovación interior está la idea de que el Camino es transformador. Cerca de un tercio (32%) de los encuestados usó precisamente esa palabra. Para ellos, esta peregrinación supuso un antes y un después en sus vidas. Puede sonar a frase hecha, pero cuando decenas de personas te dicen “me cambió la vida”, empieza uno a tomarlo en serio. Ya sea por las lecciones aprendidas, por un encuentro fortuito, por la superación de dificultades o por haber descubierto una fuerza interior desconocida, muchos coinciden en que el Camino de Santiago transforma a quien se abre a la experiencia. “Vuelves siendo otra persona”, aseguran. Y es que, para muchos, “el Camino continúa tras acabar el Camino”.

Peregrinos

Peregrinos felices tras acabar su Camino de Santiago

Ahora bien, que sea espiritual y transformador no significa que haya sido fácil. Un 35% también lo describió como retador a nivel físico”. Efectivamente, para un tercio de los peregrinos cada jornada implicó sudor, cansancio y dolores que superar. Pero casi todos mencionan este aspecto de forma positiva: el esfuerzo físico formó parte del encanto y de la sensación de logro. Esa dureza es la que hace más dulce la meta. “Es duro, pero se puede”, dicen, orgullosos de haber conquistado el reto.

Otro aspecto que varios destacaron es el componente social y humano de la aventura. Un 27% la calificó como muy social, llena de conexiones con otros peregrinos. La imagen del caminante solitario contemplando la salida o puesta de sol existe, sí, pero igual de real es la camaradería en los albergues, las charlas caminando lado a lado con un desconocido que acaba siendo amigo, las risas compartidas ante una mesa comunitaria al anochecer. El Camino propicia encuentros inolvidables y amistades inesperadas. Más de uno comenta que las personas que conoció por el camino fueron casi tan importantes como el propio destino de Santiago. “Llegué solo y terminé rodeado de amigos entrañables”, resume un peregrino veterano.

Finalmente, otro 27% señaló que fue una gran experiencia turística. Esta expresión abarca el aspecto cultural, histórico y de descubrimiento propio de viajar: degustar la gastronomía local en cada región, admirar monumentos centenarios, aprender sobre las tradiciones de cada pueblo. El Camino de Santiago es también un viaje por la historia de España y de Europa, y muchos peregrinos valoran esa faceta: no es únicamente introspección, también es aventura y descubrimiento del mundo. En este sentido, el Camino combina el turismo con algo que pocos viajes pueden ofrecer: la satisfacción de haber llegado por tus propios pies.

Peregrinos caminando

La particularidad de un viaje al Camino de Santiago es que son “vacaciones en movimiento”

Lecciones personales: lo que el Camino nos enseña

Además de calificar la experiencia, la encuesta preguntó abiertamente: ¿qué has aprendido sobre ti mismo/a al hacer el Camino?. Aquí las respuestas se vuelven muy personales y emotivas. Aunque cada una es única, al leerlas en conjunto se dibujan ciertos temas universales.

Muchos peregrinos descubren en el Camino una fortaleza interior y resiliencia que no sabían que tenían. “He aprendido que soy más fuerte de lo que pensaba”, confiesa un participante, reflejando un sentimiento compartido tras superar dificultades que parecían imposibles al inicio. Otros mencionan haber desarrollado paciencia y tolerancia: las largas jornadas y los imprevistos enseñan a “tomarse la vida con calma” y aceptar las cosas como vienen.

Varios destacan la lección de la humildad y la sencillez. Al caminar con lo justo en la mochila, durmiendo en refugios y compartiendo con personas de todo tipo, uno aprende a valorar las cosas simples – un plato caliente, una ducha, una cama – y a desprenderse de lo superficial. “El Camino te enseña lo poco que necesitas para ser feliz”, resume sabiamente un peregrino, que ahora aplica esa filosofía minimalista a su vida diaria.

Frase No hace falta mucho dinero para hacer el Camino

Esta frase, ciertamente pícara, guarda mucha sabiduría peregrina

La capacidad de vivir el presente es otro aprendizaje frecuente. Andar paso a paso, sin más tarea que llegar al próximo pueblo, ayuda a muchos a “disfrutar del momento” de forma plena, algo que quizá antes no conseguían por las prisas cotidianas. “Aprendí a disfrutar del momento y a cuidar de otros”, cuenta una peregrina, subrayando también el valor de la solidaridad que experimentó en ruta. Y es que la bondad y generosidad de la gente en el Camino deja huella: desde el hospitalero que te recibe con una sonrisa hasta el vecino que te regala higos de su huerto, cada gesto enseña “que este mundo está lleno de gente buena”, como escribió emocionado otro encuestado.

En resumen, el Camino de Santiago, más allá de llevarte a un destino geográfico, te lleva a un encuentro contigo mismo. Cada peregrino extrae sus propias lecciones: algunos vuelven con más fe en sí mismos, otros con nuevos amigos que ya son familia, muchos con el corazón sanado y todos con anécdotas para toda la vida. Como suele decirse entre caminantes, el Camino no termina en Santiago, sus enseñanzas te acompañan mucho después.

Las rutas: del Camino más emocional al más solitario

No todos los Caminos de Santiago son iguales. Existen múltiples rutas (Francés, Portugués, Primitivo, del Norte, Vía de la Plata, Inglés, entre otras) y cada una tiene su carácter.

¿Qué ruta hicieron o harán?

A la pregunta sobre qué ruta hacer, vemos que el Camino Francés destaca con claridad como la opción más elegida, con un 77% largo. Le sigue el Camino Portugués, superando el 33%, y los Caminos Primitivo e Inglés rebasan holgadamente el 10%.

¿Qué ruta del Camino de Santiago has hecho o vas a hacer?

¿Qué ruta del Camino de Santiago has hecho o vas a hacer?

¿Cómo se percibe cada ruta?

A los peregrinos que conocían más de una ruta, se les preguntó su opinión sobre cuál consideraban la más emocional, la más espiritual, la más desafiante físicamente, la más solitaria y la más social. Las respuestas fueron diversas, pero con una clara favorita emergiendo en casi todo: el Camino Francés, la ruta clásica por excelencia, dominó en varias categorías.

  • Ruta más emocional: La mayoría de los encuestados (un 53%) señalaron al Camino Francés como el más emocional de todos. Esta ruta, la más tradicional y concurrida, parece tocar la fibra sensible de mucha gente, probablemente por la combinación de su historia, los numerosos hitos espirituales a lo largo del recorrido y la comunidad que se forma en ella. Quizás, también porque suele ser la primera opción entre peregrinos principiantes. En segundo lugar, un 16% largo mencionaron el Camino Primitivo (una ruta más aislada y paisajísticamente impactante) y casi un 14% el Camino Portugués como especialmente emotivos, pero quedaron lejos de la ruta francesa en menciones.
En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más emocional?

En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más emocional?

  • Ruta más espiritual: Nuevamente el Camino Francés lideró las respuestas, con un largo 45%. Tiene sentido, al ser la ruta con más iglesias, ermitas y tradición jacobea arraigada; muchos peregrinos sienten en el Francés una atmósfera espiritual muy marcada. Sin embargo, también el Camino Portugués (19%) obtuvo bastantes votos como ruta espiritual, quizá por el recogimiento de algunos de sus tramos o la devoción que genera Fátima en quienes lo enlazan. El Camino Primitivo (16% largo) apareció aquí también en tercer lugar, avalado por quienes valoran su autenticidad histórica (es la ruta original del Rey Alfonso II en el siglo IX) y la soledad propicia para la reflexión.
En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más espiritual?

En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más espiritual?

  • Ruta más desafiante físicamente: Contra lo que cabría suponer, el Camino Francés fue el más mencionado (un 36%) como el de mayor desafío físico. Esto puede deberse, al igual que en anteriores casos, a que es el más popular y mucha gente solo ha hecho esa ruta, percibiendo en carne propia sus largas etapas (algunas de más de 25-30 km) y obstáculos como la subida a los Pirineos o la meseta interminable. No obstante, quienes han probado otras rutas difícilmente estarían de acuerdo: unos cuantos encuestados destacaron el Camino Portugués (casi un 19%), la dureza del Camino Primitivo (un 16%, con su orografía montañosa) y el Camino de Finisterre (la prolongación hasta la Costa da Morte) que con un 12% suma kilómetros cuando uno ya está cansado tras llegar a Santiago, e incluso el Camino del Norte (8%).
En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más desafiante físicamente?

En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más desafiante físicamente?

  • Ruta más solitaria: Aquí hubo una pequeña sorpresa: muchos peregrinos, algo más del 30%, nombraron al Camino Portugués como la ruta más solitaria. En cualquier caso, el concepto de “ruta más solitaria” depende mucho de cuándo se recorra: incluso el Camino Francés, el más transitado, con casi un 19%, puede ser solitario en invierno, mientras que el Portugués en pleno agosto está repleto. Pero en promedio, según nuestra encuesta, el Portugués se percibió como el de ambiente más tranquilo y con más espacios para la soledad. Destacan también el Camino Primitivo (un 14% largo), el Camino Inglés (un largo 11%) y el Camino de Finisterre (un 10%).
En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más solitaria?

En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más solitaria?

  • Ruta más social: En este punto no hubo dudas, y de nuevo, el Camino Francés, con un 92%, arrasó con la inmensa mayoría de las menciones. Prácticamente todos los que respondieron a esta pregunta señalaron que la ruta francesa es la más social de todas, y es fácil entender por qué. Es la vía más concurrida, con más albergues repletos de peregrinos noche tras noche, más oportunidades de conocer gente de todas partes, y una especie de familia del Camino que va coincidiendo etapa tras etapa. “En el Francés nunca caminas solo, a menos que quieras”, suelen decir. Otras rutas pueden tener también su buen ambiente (algunos mencionaron el Portugués o el Inglés como bastante sociales en su experiencia), pero nada se compara al bullicio cosmopolita del Camino Francés en temporada alta. Para quienes busquen hacer amigos por el Camino, la ruta francesa parece ser la apuesta segura.
En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más social?

En tu opinión, ¿cuál de las rutas que conoces es la más social?

Una aventura que casi todos recomiendan

Después de conocer el perfil, los motivos y las vivencias, cabía preguntarse: ¿recomendarían estos peregrinos el Camino de Santiago a otros? Más concretamente, ¿lo consideran una experiencia transformadora que animarían a vivir? La respuesta fue un rotundo sí. En la encuesta se pidió calificar de 1 a 5 la probabilidad de recomendar el Camino como experiencia que cambia la vida (1 significaba “en absoluto” y 5 “definitivamente”). Pues bien, aproximadamente 9 de cada 10 personas (88%) dieron una puntuación alta de 4 o 5, y de hecho el 80% eligió el 5, la máxima. Es decir, la gran mayoría definitivamente recomendaría el Camino de Santiago a los demás por su potencial transformador.

¿Recomendarías el Camino a otros como una experiencia transformadora?1 (“En absoluto”) a 5 (“Definitivamente”)

¿Recomendarías el Camino a otros como una experiencia transformadora?
1 (“En absoluto”) a 5 (“Definitivamente”)

Esta unanimidad habla por sí sola. El Camino cala hondo en quienes lo completan, hasta el punto de que se vuelve natural invitar a otros a que lo intenten. Muchos peregrinos se convierten en entusiastas embajadores de la ruta: cuentan sus experiencias, animan a sus amigos, familiares o incluso a desconocidos a vivirlo en carne propia. “Sí, hazlo, no te arrepentirás” es la frase que resume ese sentir. Y no solo lo recomiendan de palabra: recordemos que un porcentaje importante repite la peregrinación múltiples veces. Quien ha vivido el Camino suele querer que otros también lo vivan, lo cual explica en parte el crecimiento continuo del número de peregrinos año tras año. Y es que muchos, al querer explicar qué es el Camino de Santiago, responden que “hay que hacerlo, no se puede explicar con palabras”.

¿Y qué hay de esa pequeña minoría que no lo recomendaría? Apenas un 5% dieron calificaciones bajas (1 o 2 sobre 5). Al revisar sus comentarios, en muchos casos las razones no fueron por el Camino en sí, sino por circunstancias personales o expectativas no cumplidas. Algunos mencionaron problemas organizativos, otros que “no todos encontrarán la transformación, depende de lo que uno vaya buscando”. En efecto, el Camino no hace milagros automáticos: cada cual obtiene según su actitud. Sin embargo, estos casos son excepcionales frente al consenso general.

Al final, los números confirman algo que se percibe en el ambiente peregrino: el Camino de Santiago es una fuente de experiencias positivas para la enorme mayoría. Transformador o no, religioso o no, duro o relajante… cada uno lo vive a su manera, pero casi todos terminan contentos y agradecidos por lo vivido.

Mural

El Camino comienza al acabar el Camino

Al final del Camino: huellas imborrables

Al final del camino, uno guarda en el corazón lo vivido”. Esta frase, que podría estar tallada en madera en algún albergue, resume lo que tantos peregrinos expresaron en la encuesta. El Camino de Santiago deja huella. Cada ampolla, cada amanecer en la montaña, cada conversación de sobremesa, cada llegada a un pueblo con la iglesia tocando las campanas… son vivencias que transforman a las personas de formas sutiles pero profundas.

Los datos recopilados nos pintan un panorama claro: la gente emprende el Camino movida por anhelos muy humanos –aventura, desconexión, reto, fe– y casi todos regresan con esas expectativas cumplidas y superadas. El Camino es paisaje y es paisanaje: te da la belleza de la naturaleza y la riqueza de la gente. Es ejercicio para el cuerpo y descanso para la mente. Es desafío y a la vez terapia. Por eso, tantos lo recomiendan con entusiasmo, y por eso tantos repiten la peregrinación en busca de revivir esa magia.

En tono coloquial, un peregrino podría resumirlo así: vienes buscando un camino y encuentras mucho más. Las cifras de nuestra encuesta respaldan esa afirmación con creces. Casi todos encontraron mucho más que un viaje: encontraron amistad, encontraron paz, se encontraron a sí mismos. Y es ese boca a boca, esa cadena de vivencias positivas, la que mantiene vivo el espíritu jacobeo siglo tras siglo.

Buen Camino

Buen Camino y Buena Vida

Así que, si aún no has hecho el Camino de Santiago, las voces de estos miles de peregrinos te dirán que lo consideres, y nosotros te invitamos a hacerlo, al menos, una vez en la vida. No importa la edad que tengas, ni si eres creyente o aventurero, ni cuántos kilómetros estés dispuesto a andar. El Camino ofrece algo para cada quien. Y si ya lo hiciste, seguro entiendes bien de qué hablan estas líneas – probablemente asientas recordando tu propia experiencia inolvidable. Como dice el viejo dicho, “el Camino se hace al andar”, y miles de personas confirman que ese andar vale la pena. Santiago te espera con los brazos abiertos, pero lo verdaderamente importante es todo lo que ocurre antes de llegar a la meta. ¡Buen Camino!