La flecha amarilla se ha convertido en uno de los símbolos oficiales del Camino de Santiago, y por consiguiente, uno de los más representativos. Durante años se ha consolidado como la gran aliada de los peregrinos que caminan hacia Santiago de Compostela. La encontraremos pintada en el suelo, en piedras, árboles, en fachadas y en los famosos mojones kilométricos que te indicarán el lugar dónde estás y los kilómetros que te quedan para llegar a Santiago.

A muchos de los peregrinos que deciden hacer el Camino de Santiago por primera vez les preocupa perderse o desviarse del Camino siguiendo un sendero equivocado. Pero os aseguramos que es prácticamente imposible perderse ya que cada pocos metros encontraréis una flecha amarilla, especialmente en los desvíos o cruces de caminos. 

Origen y significado de la flecha amarilla

¿Por qué una flecha amarilla? En las décadas de los 60 y 80 el Camino de Santiago estaba prácticamente extinto, prueba de ello es que en el año 1978 llegaron a Santiago tan sólo 13 peregrinos. Las numerosas rutas del Camino de Santiago en esa época eran, en muchos tramos, intransitables, y el trazado original no estaba delimitado y era confuso para los peregrinos. 

Elías Valiña Sampedro

Fue entonces cuando comenzó a cobrar importancia la figura del párroco de O Cebreiro, don Elías Valiña Sampedro, que estudió a lo largo de su vida la historia del Camino de Santiago y fue el gran artífice de su recuperación. 

En el año 1984, después de estudiar el trazado original del Camino Francés, decidió marcar por completo la ruta, desde Roncesvalles a Santiago de Compostela.

Para llevar a cabo esta tarea, Elías se dirigió a una empresa de obras públicas de Pedrafita do Cebreiro para pedirles la pintura sobrante que se utilizaba para señalizar las carreteras. ¿Y de qué color era esta pintura? ¡Amarilla! Este es el nacimiento del famoso símbolo, una marca sencilla, sin pretensiones y cuyo patrocinador era la solidaridad y el amor por el Camino de Santiago.

La capilla de O Cebreiro

Merece la pena contar una anécdota en la vida de don Elías.

Marcando el Camino en Roncesvalles el párroco fue sorprendido por la Guardia Civil, que lo paró pensando que estaba marcando alguna senda para terroristas. Le preguntaron;  – ¿Para qué hace estas flechas?.  Y él contestó; – ¡Estoy preparando una invasión! 

Y finalmente las palabras de éste párroco se cumplieron, convirtiéndolo en todo un visionario. Hoy en día su flecha guió hasta Santiago de Compostela a miles de peregrinos y las rutas jacobeas se han consolidado como una de las peregrinaciones más importantes del mundo.

Pero la labor de Elías no acaba ahí. Además de ser un activo impulsor de todo el Camino con la creación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago por toda España, también dedicó buena parte de su vida a la elaboración de guías del Camino de Santiago. Estas contaban con textos, fotos y una buena cartografía para facilitar el recorrido de las distintas etapas. 

Monumento en honor a Elías Valiña

Devoción por investigar sobre el Camino de Santiago

Un cura revolucionario y al servicio de los humildes que, a principios de los años 60 comenzó la restauración de la iglesia de Santa María a Real y de la hospedería. Acondicionó también las pallozas para alojar a los peregrinos y llegando incluso a acogerlos en su propia casa. 

Su devoción por el Camino era tan grande, que continuó trabajando en esa misma línea hasta sus últimos días de vida, en los cuales se encontraba realizando una completa cartografía de la ruta jacobea. Una obra hecha a escala en la que se especificaban las dos vías de penetración el Camino de Santiago en España y se facilitaba información sobre las rutas alternativas que, en épocas como el invierno, resultaban más aconsejables. 

Elías Valiña falleció en 1989 a los 60 años de edad. Su sepultura se puede visitar en la basílica de Santa María la Real de O Cebreiro. Fuera de la iglesia hay un pequeño espacio junto a la torre campanario donde se ha instalado un monumento en honor del gran impulsor moderno de la Ruta Jacobea.